Economía
Crisis industrial

El administrador concursal de Abengoa quiere elevar el porcentaje de los minoritarios en la filial buena

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El administrador concursal de Abengoa S.A. (el holding matriz del grupo), Guillermo Ramos (Ernst&Young) se ha convertido en el nuevo enemigo público número uno de los minoritarios de la empresa, por asumir todo el poder (algo que el martes refrendó el juez del concurso). Pero su intención es conseguir un mayor porcentaje para la matriz en el capital de la filial buena (a la que se han traspasado los activos y el negocio), Abenewco 1, lo que reducirá la dilución de los pequeños accionistas.

El plan de reestructuración de Abengoa aprobado en agosto de 2020 -y que ahora hay que renegociar con la entrada de la SEPI y del fondo Terramar- contemplaba que la matriz se diluyera en Abenewco desde el 100% que posee en la actualidad hasta el 2,7%, como consecuencia de la conversión de diferentes instrumentos de deuda en capital.

Esto se traduce en enormes pérdidas para los accionistas de Abengoa S.A., lo que puso estos en pie de guerra. Tomaron diferentes iniciativas, como elevar su participación en el capital hasta el 21,7%, convocar juntas generales y cambiar varias veces al presidente: primero forzaron la sustitución de Gonzalo Urquijo por Marcos de Quinto y, cuando éste renunció al cargo, nombraron a Juan Pablo López-Bravo. En ambos casos, consideran que les traicionaron y apuestan por un nuevo candidato a la presidencia, Clemente Fernández, ex de Amper.

Estos planes se han visto truncados por la asunción de todo el poder por el administrador concursal. Pero fuentes conocedoras de la situación aseguran que el citado Ramos ha planteado a los acreedores de Abenewco que «deben dejar algo para Abengoa y sus acreedores [no son los mismos], y cuanta más participación tenga la matriz en la filial, mejor». Su objetivo es que la masa del concurso sea lo mayor posible para que los acreedores de Abengoa S.A. recuperen el máximo de sus créditos «y lo ideal es que fuera con la continuidad de la actividad de Abenewco».

Negociación con los bancos y fondos acreedores

Ahora bien, esta actitud positiva para los accionistas y acreedores de la matriz choca con los intereses de Terramar y de los bancos y fondos que tienen la deuda de Abenewco, capitaneados por SantanderKKR: cuanta menor sea la dilución de Abengoa, menor será la participación en la filial de Terramar y de los acreedores que conviertan su deuda en acciones. Y los acuerdos de agosto están homologados judicialmente, por lo que, si no se alcanza un acuerdo, los minoritarios de Abengoa se quedarán con el 2,7% pactado en agosto.

En principio, no está previsto que la SEPI entre en el capital de Abenewco si finalmente le concede el rescate de 249 millones solicitado, sino que lo inyectará como un crédito. Por tanto, no tendrá una participación que reduzca la de las otras partes implicadas.

De momento, la única oferta con la que trabajan la SEPI y EY es la de Terramar, después de que se cayera la de los hermanos Amodio y el fondo Ultramar. Y va a ser difícil que llegue otra, porque tendría que ofrecer, como mínimo, las mismas condiciones que la de Terramar, según las fuentes: financiación interina, una propuesta de avales, una propuesta de capital (equity), un plan que detalle cómo quedan los demás, la participación que tendrá Abengoa y unas ayudas de la SEPI iguales o inferiores a las solicitadas.