Economía

El Banco de España quiere que entidades extranjeras participen en la ola de fusiones

La ola de fusiones que se va a iniciar en España en los próximos meses puede tener unos protagonistas inesperados. Según ha podido confirmar Okdiario, el organismo encargado de supervisar el sistema financiero, el Banco de España, ve con buenos ojos la entrada de entidades extranjeras en el proceso de concentración, que se iniciará una vez que se despeje la incertidumbre política.

“En el baile de fusiones todo el posible, incluso que acudan entidades extranjeras que quieran aprovechar los bajos precios de las acciones de los bancos españoles. Esto sería aceptado por el Banco de España, que respaldaría la entrada de capital extranjero siempre que se reflejara en un aumento de la solvencia del sistema financiero”, explican las fuentes consultadas.

El supervisor financiero respaldaría la entrada de capital extranjero siempre que se reflejara en un aumento de la solvencia

La concentración ha sido reclamada por Bruselas, con el objeto de crear al menos tres grupos financieros fuertes en España. Antes de las elecciones generales existía un acuerdo tácito entre los bancos para no comenzar el proceso sin que se despejara la incógnita electoral. Ahora, tras los resultados, “se han aplazado las conversaciones hasta conocer qué coalición será la que gobierne el país los próximos años”.

Toda fusión debe tener el respaldo del Banco de España y, en el caso actual, hay un actor en el baile de fusiones que depende directamente del Estado. Se trata de Bankia, entidad que ha sido parcialmente nacionalizada tras la inyección de 22.000 millones de euros de dinero público.

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.

El banco que quiera incorporar Bankia a su estructura de negocio deberá lanzar una Oferta Pública de Acciones (OPA) sobre el 100% del capital de la entidad, es decir, que deberá ofrecer a todos los accionistas (incluido el Estado) un precio de compra que podría suponer un desembolso de más de 16.000 millones de euros.

Aunque no todos los partidos políticos quieren que el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri vuelva a manos privadas, ya que Podemos quiere usar Bankia para lanzar un modelo de banca pública similar al puesto en marcha en la etapa de las cajas de ahorros, que llevó a la quiebra a varias entidades obligando al Gobierno a pedir asistencia financiera a la Unión Europea.

El presidente del Banco Popular, Angel Ron. (Foto: EFE)

En cuanto al resto de bancos que pueden ser comprados debidos a su tamaño y a su baja capitalización bursátil destaca el caso del Popular, que está en el punto de mira de varias entidades, entre las que destaca el Santander, y que puede ser adquirido por unos 5.500 millones de euros, más la correspondiente prima de emisión, en una eventual OPA. El otro banco que está en las quinielas es Sabadell.

Las fuentes financieras consultadas explican que los tres principales bancos españoles (BBVA, Santander y Caixabank) están estudiando “todas las posibilidades” para integrar a entidades con menor tamaño.

Unos 35.000 empleos pueden desaparecer

Una vez que se sepa quien será el inquilino de La Moncloa se iniciarán las conversaciones oficiales que podrán desembocar en operaciones de due dilligence, indispensables en toda fusión. Casi 35.000 puestos de trabajo pueden desaparecer cuando concluya el proceso.

En la actualidad, el sistema financiero español se enfrenta a un difícil escenario, ya que las cuentas de los bancos están muy presionadas por los bajos tipos de interés, el crecimiento moderado del volumen de negocio, la elevada competencia y las crecientes exigencias regulatorias, especialmente en materia de capital y liquidez.

Y es que, a pesar de los avances que ha protagonizado el sector desde el estallido de la crisis en 2008, la rentabilidad del conjunto del sistema financiero todavía está por debajo de los niveles necesarios para garantizar la sostenibilidad del negocio.

En medio de este proceso de recuperación, la Unión Bancaria Europea supone un reto mayúsculo, configurando un nuevo escenario en el que las entidades más sólidas y competitivas serán las protagonistas