El Real Madrid decidió pegarse un tiro en el pie. Bueno, un tiro en cada pie en realidad. Los blancos cedieron su primera derrota en el Bernabéu de la temporada, perdieron ante el Celta, acabaron con nueve jugadores por las expulsiones de Fran García y Carreras y fueron víctimas de su desesperante falta de pegada. Si no marca Mbappé, el equipo de Xabi Alonso no tiene gol. Y ya está a cuatro puntos del Barcelona en la Liga. Mala pinta.
Xabi Alonso cambiaba de defensa. Como Ábalos. Sin Trent ni Carvajal ni Alaba ni Mendy, todos en la enfermería, el técnico del Real Madrid dio descanso a Rüdiger, reservado para jugar ante el Manchester City, y colocó a Carreras otra vez de central al lado de Militao. Fede Valverde se libró del marrón de jugar de lateral derecho, que le cayó a Asencio, así que la defensa que escoltaba a Courtois ante el Celta estaba formada por el citado Asencio, más Carreras, Militao y Fran García.
En el centro del campo también rotó Camavinga, que venía algo tocado de San Mamés, y entró Güler para acompañar a Tchouaméni. Bellingham y Fede Valverde se mantenían con interiores, igual que Vinicius y Mbappé volverían a repartirse el área del Celta igual que hicieron con buen tino ante el Athletic. Y con esa alineación recibía el Real Madrid a los vigueses con el objetivo de ratificar las buenas sensaciones de Bilbao y mantener el pulso al Barcelona, que ha puesto la velocidad de crucero, en lo alto de la Liga.
Nos dieron las 9 y el techado Bernabéu volvió a albergar un partido del Real Madrid tropecientos días después. Bueno 36. Pitaba Alejandro Quintero, trencilla novato, así que no tenía vídeo de Real Madrid Televisión. Echó a rodar la pelota y se la quedó el Madrid. Achicó espacios el Celta con la presión alta y la defensa en el centro del campo. Respondieron los de Xabi Alonso con un intento de presión tímida y suave. El partido era una ventosidad en un ascensor: no tenía dueño.
Aprieta el Celta
El primer susto fue visitante. Bryan Zaragoza destrozó la cintura de Asencio y filtró un pase para que Pablo Durán, tocado del hombro desde la primera jugada, llegara demasiado forzado al remate final. Xabi Alonso se desgañitaba desde el banquillo. Sufría el Real Madrid, incómodo sin la pelota y apático con ella como un vago en el sofá. Un cuarto de hora tardaron los blancos en provocar su primer córner. El Bernabéu se entretenía mirando al techo o al videomarcador.
De resultas del citado córner llegó la primera ocasión del Real Madrid. Cabezazo a bocajarro a pachas entre Militao y Bellingham que sacó milagrosamente bajo palos el meta Radu. Sin noticias de Mbappé ni de Vinicius, los locales empezaron a inclinar el partido hacia el área del Celta. Levemente. Empezaron a llegar las malas noticias para Xabi. Militao se rompió en una carrera por perseguir a un jugador en fuera de juego. Cayó fulminado como si le hubiera tiroteado un francotirador desde la grada y tuvo que entrar por él Rüdiger. Adiós al descanso para el alemán. El Madrid, que no había entrado bien en el partido, terminó por salirse del todo.
El Celta se gustaba en el Bernabéu. Asencio primero y Rüdiger después probaron suerte con sendos disparos lejanos que habría firmado el mismísimo Martínez-Almeida. El Real Madrid estaba jugando mal. Muy mal. La lentitud con la pelota era exasperante. En el 37 pudo y debió marcar Arda Güler, asistido por Mbappé en su primera acción en el partido, pero el turco no empaló bien la pelota en el punto de penalti y la echó fuera. Manos a la cabeza en las primeras filas de la grada. Xabi maldecía.
Un Madrid desaparecido
Replicó el Celta con un mano a mano de Pablo Durán ante Courtois. Definió mal con un tiro raso, blandito y centrado que repelió Courtois sin grandes apuros. También falló Vinicius la ocasión suya de cada día en un mano a mano ante Radu. Eligió mal con un tiro raso que facilitó la parada, muy buena, del portero del Celta. Tampoco Mbappé aprovechó el rechace para hacer gol. Fue la última ocasión del Real Madrid, que se marchó al descanso con el empate sin goles en el fastuoso marcador del Bernabéu.
Salió el Real Madrid con prisas por encarrilar el partido. En el 46 Fede Valverde probó suerte desde lejos. Muy lejos. Atrapó Radu en dos tiempos. Tocaban los de Xabi con desgana. Replegó el Celta cada vez más atrás. En el 54 el técnico madridista se cansó de esperar y metió a Rodrygo por Asencio. El brasileño perseguía sacarse el gafe de los 31 partidos consecutivos sin marcar. Un minuto antes había marcado el Celta un golazo imposible. Lo hizo Williot de espuela y desde el área grande. El pase se lo dio Bryan Zaragoza, que retrató por enésima vez a Asencio.
El Bernabéu empezaba a impacientarse y al Real Madrid le quedaba por delante media hora larga para dar la vuelta a un partido que se le había puesto cuesta arriba. Más se le puso cuando Fran García decidió autoexpulsarse, por primera vez en su carrera, al hacer dos entradas estúpidas en menos de un minuto para ver sendas amarillas justísima. «¡No me jodas, Fran!», se le pudo leer en los labios a un Xabi Alonso que veía cómo su equipo se pegaba un tiro en el pie.
Sin puntería ni pegada
La expulsión espoleó al Real Madrid, que se echó al monte, y encendió al Bernabéu, que empezó a protestarlo todo y a hacer algo de ruido. Los de Xabi necesitaban una puntería que no habían tenido hasta el momento. Probó suerte Vinicius en el 71. Agua. En el 73 mano a mano de Mbappé, algo forzado. Intento de vaselina. Agua. Gonzalo por Güler fue el último cambio de Xabi ya a la desesperada. Aún quedaba un cuarto de hora más el alargue para apelar a la heroica.
También Mbappé desperdició una falta en la frontal que era medio gol. Tiró al medio y atrapó Radu. Ya nos aproximábamos peligrosamente al 80. Fede Valverde disparó en la frontal en el 82. Agua. Al techo. En el 86 la tuvo en su cabeza Gonzalo. Agua también. Esta era para meterla pero se topó con la parte exterior del poste. Seguía intentándolo el Real Madrid. Y fallando sin parar. Resistía el Celta con un portero estupendo y un punto de suerte.
El Real Madrid se quedó con nueve por expulsión de Álvaro Carreras. Ahí se acabó el partido para los blancos, desquiciados, que sólo se dedicaron a protestar al colegiado. Aprovechó el Celta para hacer el segundo, obra también de Williot, para cerrar el partido y, de paso, alejar a los de Xabi Alonso de la lucha por la Liga.