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FÓRMULA 1

La anécdota que demuestra que Verstappen es aún un tipo humilde

Acababa de terminar el Gran Premio de Canadá de esta temporada. Allí, Max Verstappen había dado una nueva clase magistral de conducción defendiéndose de un Nico Rosberg que acabó fuera de la pista desesperado por adelantarle. A sus 18 años y con todos venerándole, lo normal es que al holandés se le hubiesen subido los humos a la cabeza, ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad. Nos lo cuenta su jefe, Christian Horner.

Cuando tocaba partir del país norteamericano, Verstappen y diversos integrantes del equipo Red Bull tomaron el avión que tenían concertado. Cuando llegó la hora de coger la tarjeta de embarque de Max, se comprobó que había un error en la reserva de otra persona que había dejado sin huecos libres la zona de ‘business’, con lo que la única opción era que el piloto viajase en clase turista. ¿Montó en cólera Verstappen? ¿Se quedó en tierra?

Su respuesta fue de lo más normal y humilde, tal y como confirma el propio Horner. “Hubo un caso el año pasado, en uno de los vuelos desde Montreal, en el que reservaron dos veces un asiento y no había otro disponible en ‘business’, así que se tuvo que sentar en la clase económica al lado del baño. Con otros habría sido un problema importante, pero con Max no hubo ninguno en absoluto”.

Un mundo como el de la Fórmula 1 donde los pilotos viven una realidad paralela llena de lujos y glamur podría haber supuesto un problema en forma de protesta por parte de Verstappen, pero nada más lejos de la realidad. “Nos dijo, ‘no hay problema, si es lo que hay disponible, lo haré, me iré allí’. Y creo que eso es lo que es tan refrescante en él, solo tiene entusiasmo por ser piloto de Fórmula 1 y hacer lo que hace”, continúa Horner. “Max es muy, muy bueno y está tan entusiasmado con todo, es como un cachorro de labrador que simplemente quiere estar en todo. Ya sea en la historia del deporte, en las fórmulas junior o en el karting, le encanta competir. Se siente privilegiado de ser un piloto de Fórmula 1”.

Choca la historia, ¿verdad? Pues parece ser que, al menos de momento, el duro y arisco Verstappen que vemos en los circuitos se transforma en un chaval de lo más normal cuando sale de ellos. ¡Bien por él!