Todos somos Lopetegui, todos somos Florentino
Lo de Lopetegui, más que una presentación, fue un acto reivindicativo. Un ¡basta ya! del presidente del Real Madrid y de su nuevo entrenador ante todas las barbaridades, las mentiras y las estupideces que se habían dicho contra el club y contra el propio Julen en las últimas 48 horas. Ya era hora de que el madridismo, a través de sus protagonistas, alzara la voz de una puñetera vez. Que poner la otra mejilla sólo sirve para acabar con los mismos coloretes que Heidi.
El Real Madrid lleva años callando ante las atrocidades que se dicen contra sus jugadores, sus técnicos y, sobre todo, su presidente, día sí y día también. Sólo Mourinho fue un verso suelto porque no se callaba… y así le fue. El antimadridismo es minoría, pero precisamente no silenciosa. Tienen altavoces en periódicos, emisoras y canales de televisión y consiguen que su posverdad se haga oír. Y como el Real Madrid calla, pues pierde siempre la batalla del relato.
Da igual que el Real Madrid haya ganado cuatro de las últimas cinco Champions, aquí hay que hablar de lo bueno que es Messi y de lo chulo que es Cristiano y demonizar Sergio Ramos o decir que Zidane es un póster y que Florentino ficha a jugadores para hacer autopistas en sus países de nacimiento. Y el Real Madrid calla. O callaba.
Quizá las palabras de Florentino Pérez, sin inmutarse como Federer cuando pega un revés, sirvan para iluminar un nuevo camino al madridismo, marcado desde el propio club. No es tiempo de callarse, es tiempo de contestar. Si hay que ir a las barricadas, sea. Barricadas dialécticas, aclaro. Ojalá el presidente del Real Madrid haya inaugurado un tiempo nuevo en el que cada ataque al club tenga su contraataque, porque esto no son hemorroides que hay que sufrir en silencio, esto es la guerra de la comunicación y quien calla pierde.
Tampoco calló Lopetegui y muy bien que hizo. Defendió su honradez y su lealtad y lo hizo con firmeza. Yo, lo confieso, recelaba de su elección como entrenador del Real Madrid, pero me ha ganado. Me ha ganado con sus lágrimas y con sus palabras, con su mensaje sencillo y claro. Me ha ganado con su verdad. Yo ya soy de Julen.
En realidad todos somos Julen. Cualquiera de nosotros en los zapatos de Lopetegui habría dicho que sí a Real Madrid, pero es fácil juzgar lo que hacen los demás en lugar de mirarnos primero al ombligo, porque hay muchos que tienen dentro la cueva de Alí Babá o una caleta de Pablo Escobar.
Todos somos Julen y todos somos Florentino. Se acabó la hora de esconderse y de callarse. Es hora de salir ahí fuera y defender al Real Madrid. Porque somos más, somos mejores y tenemos razón.
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