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Liga Santander: Atlético de Madrid - Barcelona

Ter Stegen ganó el duelo de porterazos a Oblak

El duelo de porterazos entre Jan Oblak y Marc André ter Stegen fue para el barcelonista. El alemán fue fundamental en la victoria de los suyos, siendo capaz de sacar dos goles cantados a Hermoso y Morata en el duelo que midió al Barcelona con el Atlético de Madrid.

Uno de los principales protagonistas del Atlético de Madrid – Barcelona fue Marc André ter Stegen. Junto a Leo Messi, decisivo con su gol, el guardameta del conjunto azulgrana lo fue tanto o más que el argentino gracias a sus paradas. Sin dudas, el duelo entre dos de los mejores porteros del mundo tuvo un claro vencedor en la figura del germano, que evitó que su equipo se viese por detrás en el marcador en númerosas ocasiones.

Ter Stegen fue fundamental para las aspiraciones de victoria del Barça gracias a un inmenso repertorio de paradas. Desde los primeros minutos, en los que el Atlético borró del césped al conjunto culé, el cancerbero alemán dejó claro que no iba a ser fácil batirle.

Primero, era el palo el que salvaba al Barcelona, ante un centro de Hermoso que Junior desviaba en la cara de Stegen, pero minutos después el guardameta salvaba una grandísima ocasión a bocajarro del mismo central rojiblanco. Era la primera ocasión clara que salvaba, cuando ya se cantaba el gol en el Metropolitano.

Por si fuera poco, minutos después sacaba una pelota sobre la línea tremenda. Morata remataba de cabeza, abajo y a escasos metros de la portería, y el barcelonista se tiraba con todo para meter una mano providencial que evitaba por poco el primero de los de Simeone.

Eran las dos acciones más destacables de Ter Stegen, demostrando una vez más sus grandes reflejos, en un encuentro que pudieron dejar resuelto en los primeros 30 minutos los rojiblancos de no haber sido por él. Todo lo contrario que un Oblak que, lejos de hacer un mal encuentro, apenas tuvo trabajo.

El Barcelona no se acercó con demasiado acierto a la meta del esloveno, aunque supo sacar casi todo lo que le llegó. Oblak no tuvo que intervenir en tantas ocasiones como su homólogo en la portería rival y, en el gol de Messi, tampoco pudo hacer más que la gran estirada que realizó y que fue insuficiente.