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Sergio Ramos lo tenía claro desde niño: «La misión es ganar»

Las portadas son para él. También los informativos de radio y televisión, las tertulias. E igualmente lleva siendo tendencia en las redes sociales desde anoche. Hablamos de Sergio Ramos, que no se cansar de ser el héroe del Real Madrid y que salvó al conjunto merengue en San Paolo con dos goles cuando peor estaban las cosas para los blancos.

La cabeza de oro del central sevillano sigue dando alegrías al madridismo, y los calificativos se quedan cortos. Cuando el Real Madrid está en apuros, Sergio Ramos se pone la capa de superhéroe, se eleva por encima de todos y remata al fondo de las redes. El modus operandi siempre es el mismo, pero los rivales no pueden pararle. Es un portento de la naturaleza, una máquina infalible cuando el balón quema, cuando muchos se achantan.

Autoexigente desde pequeño

Ante el Nápoles lo volvió a hacer. Marcó dos tantos importantísimos y, pese a que el Real Madrid no jugó bien, el objetivo se cumplió con creces. El equipo de Zidane ya está en cuartos de final de la Champions League, su competición fetiche, y en gran medida es gracias a Sergio Ramos. El camero ya tenía claro desde muy pequeño que lo importante era ganar, una filosofía y una autoexigencia que a la larga le ha convertido en el mejor central del mundo y en una leyenda viva del Real Madrid. 

«La misión es ganar», decía Ramos con 12 años tras disputar un torneo. Con esa media melena y con la cara de pillo que siempre ha tenido, al sevillano lo que le importaba era sumar victorias. Ese gen competitivo ya lo tenía por aquel entonces, y también marcaba goles importantes cuando apenas era un crío, cuando jugaba mucho más adelantado de lo que lo hace ahora. Su historia parecía que estaba escrita…