Saúl marca el gol del desheredado y da la victoria al Atlético
El jugador más discutido de la plantilla resuelve otra noche en el alambre
Pudo haber decidido el partido en el primer tiempo, pero se estrelló en Jorgensen
El triunfo le permite recuperar posición Champions
El fútbol es una verdadera caja de sorpresas. El Atlético sale de Villarreal con una victoria vital que le permite recuperar posición Champions gracias a un gol milagroso de Saúl, el jugador más discutido de la plantilla, cuando expiraba un partido extrañísimo que tuvieron que haber resuelto los rojiblancos en la primera parte, pero que estuvieron a punto de perder en la segunda tras un cambio incomprensible de Simeone en el descanso. El triunfo permite rebajar la tensión y afrontar con otro aire los cuartos de final de Champions de la próxima semana, pero la diferencia entre la victoria y la derrota ha sido hoy tan tenue que lo más prudente es rebajar al máximo la euforia.
Consciente de lo que había en juego, el Atlético no se dejó nada en el vestuario y salió armado hasta los dientes dispuesto a marcar territorio desde el primer instante. Al Villarreal se le vino encima un ciclón que no pudo controlar y pronto empezaron a caer las oportunidades de gol. Jorgensen evitó el 0-1 a los seis minutos en un disparo cruzado de Lino, pero no pudo hacer nada cuando casi de inmediato Riquelme botó un córner y Witsel dibujó un cabezazo maravilloso en el primer palo que alojó el balón en la escuadra. Segundo gol del belga esta temporada: los dos al Villarreal.
Marcelino pidió explicaciones desde el banquillo y Guedes respondió con una incursión en el área que abortó Witsel. La grada intuyó que el partido podía cambiar de rumbo, pero el Atlético seguía hambriento y Llorente y Memphis tejieron un contragolpe que obligó a Jorgensen a volar para evitar el 0-2 a disparo del madrileño. Ahora fue Simeone el que sopló en el banquillo porque conoce perfectamente las consecuencias de desperdiciar ocasiones de gol.
Por supuesto el Cholo estaba en lo cierto. Apagado el incendio original, el Atlético fue perdiendo chispa y metros mientras el Villarreal escarbaba el terreno en busca de una opción para exigir a Oblak. Gerard Moreno lo intentó con un disparo fuera del área, pero se le fue alto. Exactamente igual que un rechace que cazó a los 42 minutos, aunque entre los dos remates del delantero internacional el que también se dejó notar fue Riquelme, con dos zapatazos soberbios desde muy lejos a los que sólo les faltó un poco más de puntería para acabar dentro de la portería.
De nada le valió su audacia a Riquelme, al que sorprendentemente dejó Simeone en el banquillo en el descanso para dar entrada a Savic, en un movimiento totalmente inesperado que movió al centro del campo a Witsel para contrarrestar al trío formado por Parejo, Capoué y Coquelin, pero que también limitó muchísimo la salida al contragolpe de un Atlético que pareció querer dejarse las alegrías en el vestuario.
Ni cinco minutos tardó el Villarreal en aprovechar la cobardía del Cholo. El noruego Sorloth tomó un balón tras una pérdida de Griezmann y, pese a la presencia de tres centrales y el auxilio de Witsel, no tuvo ninguna dificultad en disparar raso y cruzado a un lugar inaccesible para Oblak, que recogió el balón de la red en el primer remate entre los tres palos recibido. Una vez más la displicencia defensiva le costó gol a un Atlético incapaz de mantener su portería a cero.
Desaparecido en ataque, como era fácil de imaginar tras el cambio de Riquelme, el equipo capeó el temporal como pudo mientras entre Simeone y Vivas trataban de reparar su error. Alos 64 minutos entraron de golpe Morata, Correa y Azpilicueta y poco después al argentino le cayó en el área un pase de Llorente que envió alto para alterar el orden de un partido que era de claro dominio amarillo. Marcelino, intuyendo que tenía cerca la victoria, movió pieza y mandó al campo a Alex Baena, Comesaña y Morales en busca del 2-1.
Los cambios, sin embargo, no sólo no mejoraron en absoluto al Villarreal, sino que permitieron al Atlético ir sacando poco a poco la cabeza. Morata tuvo un par de llegadas que manifestaron su enemistad con el gol, Parejo dispuso del 2-1 pero se llenó de balón y, por fin, a los 87 minutos, Correa cedió a Azpilicueta, que tocó para que el recién salido Saúl, con tranquilidad, disparara con la izquierda al fondo de la portería. Un gol totalmente inesperado del jugador que no entraba en ninguna de las apuestas, pero que le sirve al equipo para cumplir con su propósito. Ahora es el Athletic el que debe ir a remolque, pero por supuesto no hay nada ganado.
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