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A este Madrid le viene grande la Champions

A este Real Madrid le viene muy grande la Champions. En su debut en París cayó sin excusas ante un PSG que no tenía ni a Neymar, ni a Cavani, ni a Mbappé. El equipo de Zidane sigue en funciones y lo peor es que nadie sabe hasta cuándo. Sin Ramos fue un Madrid endeble y blandito atrás, romo e invisible delante. Un doblete de Di María, que tiene una cuenta pendiente de por vida contra Florentino, sentenció a los blancos y Meunier hizo el tercero en la prolongación.

Pocos sitios con más glamour que el Parque de los Príncipes para arrancar una Champions. El patio de su casa para el Real Madrid, unido a la Copa de Europa desde su mismísima fundación, igual que Pablo Iglesias a Podemos o Gran Hermano a Telecinco. La Champions es el Madrid y el Madrid es la Champions, por mucho que los de Zidane no estén, al menos a día de hoy, entre el cuarteto de tenores favoritos para cantar el himno en la final de Estambul. Aunque para eso queda un mundo.

Zidane, que tiene más Champions que temporadas en el banquillo del Real Madrid, lo sabía y por eso no se anduvo con remilgos en el debut. Puso a sus mejores futbolistas. Los más famosos, los más expertos, los más caros. Por arriba la BBH –Bale, Benzema y Hazard– es lo mejor que puede presentar hoy el Madrid por Europa. De ahí hacia atrás las bajas marcaban el once de Zidane. Sin Modric era James –sensacional ante el Levante– quien acompañaba a Casemiro y Kroos. Y sin Marcelo ni Sergio Ramos eran Mendy y Militao (que Dios nos coja confesaos) los que sumaban cuatro en línea con Carvajal y Varane. El portero era Courtois, aunque la noticia morbosa estaba en la meta de enfrente, ocupada por Keylor Navas.

Salió el Real Madrid con su torrija habitual, parsimonioso y despistado, ante un PSG valiente como un legionario e intenso como un cuñao. A puntito estuvo de liarla Militao a las primeras de cambio en una acción dentro del área en la que le perdió la cara a la pelota y esta le dio en la mano. Era involuntaria y a la par un termómetro de lo que jamás debe de hacer un futbolista: darse la vuelta delante del balón.

Fallo en cadena y tiro en el pie del Madrid

Poco a poco reaccionó el Real Madrid, que fue tomando el pulso al partido con un James ubicuo y con Bale y Hazard deseando atacar los espacios como si fueran drones iraníes. También mostraban cierta disciplina táctica los de Zidane a la hora de defender. Disciplina que (si antes lo digo) rompieron con un fallo defensivo en cadena para encajar el primer gol del PSG. Falló Carvajal al intentar una anticipación estúpida, falló Varane que estuvo blandito ante Icardi, falló Militao que se comió la llegada de Di María y falló Courtois, que se tiró tarde y mal y se comió el gol por su palo.

Pintaban bastos para el Real Madrid y pudo haberlo arreglado Hazard, después de un disparo fuera del área que se marchó cruzado a la izquierda de Keylor. También la tuvo James en el 19 después de una buena doble pared con Benzema. Nada. Se fue alta. La televisión enfocaba a Beckham, tan guapo como siempre, en el Parque de los Príncipes. No le vendría mal a este Madrid aunque sólo fuera por tener un galáctico.

El PSG, con el marcador encarrilado, estaba cómodo y encima el Real Madrid tampoco oponía una gran presión por intentar robar la pelota. Reculaban los de Zidane y el equipo parisino podía hacer posesiones más largas que los viajes en Falcon de Pedro Sánchez. Bale tuvo una falta perfecta para lograr el empate, pero su disparo lamió por fuera el larguero de Keylor.

Se cumplió la ley del fútbol y no perdonó Di María, que pilló una pelota suelta en el área que no alcanzó a despejar Militao, y se marcó un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer la estirada de Courtois. Se ponía 2-0 el PSG pasada la media hora y se complicaban las cosas para el Real Madrid.

Justo en la siguiente jugada marcó Bale, pero se apoyó con la mano en su control y el VAR se lo quitó. Ni por esas marcaba el Real Madrid. Volvió a tenerla el galés al filo del descanso, pero su disparo en la frontal se marchó desviado. Los blancos habían hecho sólo un tiro entre los tres palos en 45 minutos, que fue gol, pero no subió al marcador. Al descanso el Madrid se iba con media estocada en París.

Un Madrid sin ritmo

No alteró el ritmo del partido el Real Madrid en la reanudación, por lo que el PSG seguía tan pancho y con dos goles de ventaja. Los de Tuchel incluso se permitían el lujo de presionar a los blancos y arrebatarles la pelota casi en su área. Kroos tenía uno de esos días cruzados. Hazard, desaparecido. Bale lo intentaba sin mucho éxito y Benzema no podía con todos.

Un par de salidas buenas de Courtois abortaron sendos ataques peligrosos del PSG. Y luego Di María, al filo de la hora de partido, perdonó el 3-0 en un mano a mano ante Courtois. La vaselina de El Fideo se marchó arriba. Tuchel quitaba a Icardi para meter a Choupo-Moting. Y luego Courtois sacó un par de manos notables abajo para evitar un par de goles cantados del PSG.

Una escaramuza de Hazard desenmascaró que el belga no es ni su sombra. Recibió dentro del área, giró sobre sí mismo, pero fue como si Arbeloa intentara la ruleta de Zidane. Eden cayó como un fardo. Y de ahí se fue al banquillo sustituido por Lucas Vázquez, igual que James, por el que entró Jovic. Zidane pasó al 4-4-2 con Bale y Lucas en las bandas, Benzema y Jovic arriba. El caso era probar algo.

El Real Madrid hizo otro gol que volvió a ser anulado. Lo marcó Benzema después de un barullo en el área pero Lucas, que partía de fuera de juego, quiso salir en la foto y se metió en la jugada, así que el gozo de los madridistas volvió a ahogarse en el pozo de la mala leche.

Zidane le dio entonces una decena de minutos a Vinicius, que entró al campo por Bale. Demasiado poco tiempo para intentar resucitar a un Madrid que, además de muerto, también estaba un poco de parranda. Se consumieron los minutos y se consumó la debacle. El Real Madrid arrancó la Champions con una derrota incontestable en París ante el PSG. Menos mal que no estaban ni Neymar, ni Mbappé, ni Cavani.