Juegos Olímpicos de Río

Nadal tiene razón: la ausencia de Nishikori no debió permitirse

NADAL
Rafa Nadal, con un tremendo enfado en el banquillo. (AFP)
Ignacio L. Albero

¿Y ahora qué? Ha sido una semana de esquizofrenia deportiva para un deportista épico, distinto, que ama a su país como el que más, y al que perder le duele más que una picadura de cobra. Voló como una mariposa, picó como una abeja, medio manco, sin rodilla y extenuado física y mentalmente. Rafael Nadal Parera, ese tenista que trilló su cuerpo para intentar la gesta de la doble medalla. En dobles, oro. En individuales buscó el bronce… pero algo raro ocurrió cuando comenzaba el despegue del Apolo 11 manacorí.

La batalla, hasta entonces, se había vuelto a librar con esas dosis de tenis imposible de Nadal: una mente que quiere; un cuerpo que no es, ni de lejos, el de antaño. Resistió cuando Nishikori marchaba un set arriba; 2-5 en el segundo. Remontó hasta llegar al tie break donde le quitó las pegatinas al japonés. Y se cabreó, mucho, cuando este se fue, quién sabe a qué, durante 12 minutos al vestuario, antes del comienzo del tercero.

Bernardes ni siquiera le estaba contando una barbaridad: se quedó mudo ante la insistencia de Rafa Nadal. Todos se encogían de hombros mientras que el español no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Y es que el Reglamento del tenis establece unos límites de interrupción en la competición, donde, tal y como señalaba Nadal, no se contemplaba el excesivo retraso de Nishikori. 

Así las cosas, ¿cuánto tiempo está permitido entre set y set? «Al término de un set debe haber una interrupción de máximo 120 segundos. Y ese tiempo se contabiliza desde el momento en que el punto termina hasta que se ejecuta el primer servicio del siguiente punto». Dos minutos. No hay más. Pero, como toda norma, siempre hay matices. Veremos si el jugador de Shimane tiene motivos para agarrarse a tales apéndices…

Punto 29 d. del Reglamento: «Los organizadores podrían permitir un descanso máximo de 10 minutos si este hecho es anunciado antes del torneo. Este parón puede producirse al cierre del tercer set en partidos al mejor de cinco mangas o al término del segundo parcial en partidos al mejor de tres sets». Ni constaba un anuncio sobre tal interrupción; ni, sobre todo, utilizó 10 minutos, si no que fueron 12, mucho más allá de este límite normativo excepcional. Sólo en caso de atención médica, el jugador gozará de 3 minutos. El cambio de vestimenta, que no permitieron a Nadal, o número de visitas al baño está «limitado», sin mayor número de detalles.

Ni hubo rotura de vestimenta, ni de su equipamiento deportivo. No hay excusa alguna, a simple vista, para que Nishikori se marchará durante 12 minutos a los vestuarios. Y lo peor de todo: que no estaba permitido. Nadal ni siquiera recibió una explicación, sólo caras vacilantes que no sabían responder a su enfado. Elucubrar ahora sobre el qué podría haber ocurrido si esto no hubiera sucedido, no deja de ser un ejercicio puramente titubeante, un trabajo de brujo o mentalista. Una extraña jugada que marcó el devenir del tercer set: no hubo bronce para un Nadal que tenía razones para quejarse… y que, visto lo visto, merece más de una explicación.

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