Deportes
Le eliminó Thiago Seyboth Wild, 178 del ranking ATP

Medvedev, enterrado en Roland Garros en 1ª ronda y peleado con la grada

Apenas han pasado unos días desde que se proclamara campeón contra pronóstico del Masters 1000 de Roma, pero Daniil Medvedev ya ha vuelto a ser ese tenista alérgico a la tierra batida que criticaba la superficie de arcilla mientras esperaba sacar algún resultado acorde a su talento. El tenista ruso, segundo favorito, quedó eliminado de Roland Garros en primera ronda, después de ceder en cinco sets ante el semidesconocido brasileño Thiago Seyboth Wild, en un encuentro que, además de la derrota de Medvedev, contó con otro episodio de comportamiento inapropiado del ruso con la grada.

En cuatro horas y 15 minutos de partido, Seyboth Wild, quien comenzó el año 2023 fuera de los 400 mejores tenistas del mundo, derrotó al vigente campeón de Roma por 7-6, 6-7, 2-6, 6-3, 6-4, dejando claro que la regularidad en tierra batida aún no acompaña a Medvedev, muy incómodo en todo momento en la pista y peleado con el público, al que mandó callar en más de una ocasión durante una discusión con la juez de silla, completando su show dedicándoles una peineta cuando se vio superado por el desparpajo de Seyboth.

Medvedev, quien había ascendido al segundo puesto del ranking tras Roma, era el gran candidato por la parte baja del cuadro de Roland Garros, que ahora queda huérfana de un favorito claro sin el ruso en el cuadro. Seyboth Wild, quien seguramente no gane Roland Garros pero se acordará siempre de la edición de 2023, vivió una tarde mágica, en la que su derecha dominó con firmeza ante uno de los grandes pegadores del circuito y las piernas le permitieron estar en todo momento a tope para que su mentalidad echara el resto en momentos decisivos.

Ahí, el ruso levantó el tie-break, empató y más tarde se puso en ventaja tras conquistar el tercer set, pero ver cómo su rival no se rendía e iba a más acabó por tumbarle mentalmente, pasando a estar más atento a disputas de todo tipo que del propio tenis, que acabó enterrándole en Roland Garros y dejándole con la obligación de decir adiós a un Grand Slam en el que se presentaba con confianza como nunca, pero que acaba despidiéndole de manera prematura como siempre.