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El holandés recuerda cada vez más a su predecesor en el Barcelona

A Koeman se le pone cara de Setién

Ronald Koeman, el encargado de liderar la revolución del FC Barcelona, no está cumpliendo con las expectativas. Al mal juego del equipo y los resultados se suman los conflictos generados con jugadores como Griezmann, la pérdida de peso en el equipo de Messi y su notable bajón de rendimiento

Ronald Koeman no termina de encajar en el FC Barcelona. El técnico llegó con el objetivo de darle la vuelta a la profunda crisis en la que estaba inmerso en club tras la debacle del pasado curso y no está consiguiendo cumplir con los objetivos. Lejos del estilo representativo de los culés, con un juego más que discutible y sin dar la talla ante los rivales de nivel, el holandés no está consiguiendo liderar la anunciada revolución con la que iba a cambiarle la cara al equipo, recordando cada vez más a su predecesor en el cargo, Quique Setién.

Koeman llegó para hacerse cargo de una nueva etapa caracterizada por la reestructuración de la plantilla. El hundimiento deportivo del club con Setién en el banquillo marcó a varias de las vacas sagradas, provocando la salida de Suárez, Rakitic o Vidal. Llegaba el turno de una nueva generación liderada por Ansu Fati, uno de los únicos que está cumpliendo con las expectativas.

En lugar de apagar los fuegos que tenía el vestuario, Koeman los ha avivado, al igual que hizo el cántabro y su segundo, Éder Sarabia. El neerlandés tomó la decisión de dejar a un lado a uno de los encargados de liderar al nuevo Barça, por el que debería pasar el fútbol del equipo en un futuro, Riqui Puig. Una decisión que no sentó bien en el seno de la entidad. Pero no es el mayor de sus problemas con la plantilla.

Sin lugar a dudas, el mayor incendio generado por Koeman en sus pocos meses al mando del conjunto culé, es la sentencia a Antoine Griezmann. El francés ha pasado a un segundo plano, algo que ya sucedió con Setién, pero que se ha intensificado con el nuevo entrenador. En el Clásico ante el Real Madrid, el atacante por el que se pagaron 120 millones de euros, jugó 10 minutos, entrando al final del encuentro.

El Messi más terrenal

La crisis de juego y de estilo afecta directamente a Leo Messi. Después del amago de salir de la entidad en verano, la estrella del equipo necesitaba recuperar la ilusión con un proyecto prometedor, algo que no se está dando. Prueba de ello es el apagón por el que pasa el argentino, que está firmando los peores números de la última década, muy alejado de los registros a los que acostumbra.

La aparición de Ansu Fati le ha restado protagonismo al capitán culé, pero su ausencia es más que notable. El Barcelona ya no juega para su astro, que ha perdido peso en los últimos meses, algo que ha llegado a reconocer el técnico, aunque después se desdijo de sus propias declaraciones.

La mala situación deportiva por la que atravesaba el Barcelona con Setién a los mandos no ha hecho más que empeorar en estos primeros compases. A los barcelonistas no les acompañan los resultados. La autocrítica tampoco entra en los planes del entrenador blaugrana, que prefiere buscar responsabilidades en el exterior al hecho de que lleven tres encuentros ligueros sin ganar y que ya estén a seis del Real Madrid.