Joaquín revoluciona el derbi sevillano y pone el Villamarín a sus pies (1-0)

Joaquín, la finta y el sprint. Joaquín, el eterno capitán verdiblanco. Joaquín, santo y seña de la Sevilla bética. El Real Betis ganó el derbi sevillano (1-0), uno de los partidos más bonitos de la Liga, con un gol de su emblema, que salió a 15 minutos del final y sólo cinco le valieron para marcar un tanto, de cabeza, que le da la primera victoria al Betis de esta temporada y dos semanas (o meses) de burlas ante sus vecinos sevillistas, que sufrirán días de chistes. Eso es el fútbol.

El Betis ganó un derbi ultracompetitivo, vibrante y no exento de polémica. Por algo es El Gran Derbi. Con un Villamarín a reventar y un calor insufrible, los verdiblancos vencieron por la mínima a un Sevilla que cae en el campo de su eterno rival 12 años después. El Betis ya coge de las barbas al Sevilla y confirma su crecimiento. Tras el mal arranque ante Levante y el Alavés, los de Setién (¡cómo ha cambiado a los béticos!) se van al parón con un triunfo brillante y que les dará mucha moral.

El abrazo del técnico cántabro con Joaquín justo cuando el árbitro pitó el final, como dos béticos en la grada que se cogían con la felicidad que merecía esta victoria, demuestra a un Betis en estado de júbilo. Ambos son dos pilares de la nueva etapa en el Villamarín, donde no se debe cerrar ningún objetivo.

El derbi, como decimos, fue vibrante y duro. Muchos encontronazos, muchas amarillas y una tensión continua. Fue un partido de máxima rivalidad. Y la lógica se impuso. Si bien lo cambió Joaquín, con esa entrada al campo en forma de héroe, no se puede ocultar la importancia que tuvo la expulsión de Roque Mesa, muy discutida, ya que le sacaron la segunda amarilla (y por eso no entró el VAR) con un encontronazo con Pau López en el que el portero catalán hizo más que el jugador canario.

El Betis apretó por momentos, el Sevilla contrarrestó bien esos ataques y llegó a tener un remate al larguero (Navas en un centro). Se quedó ahí. Sevilla es verdiblanca.