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Zidane también está de aniversario: cumple 150 partidos

Florentino celebra su partido 900 con 41 títulos y un nuevo regalo para el madridismo

Florentino Pérez da hoy un nuevo paso en su legendaria etapa al frente del Real Madrid. El presidente madridista celebra su partido 900 como máximo mandatario y lo hace de la mejor manera posible: en un Santiago Bernabéu con la ilusión por las nubes después de otro milagro del que en su día fue bautizado como el ser superior.

Y es que si por algo se ha caracterizado Florentino Pérez ha sido por hacer feliz al madridismo. Gracias a él, el público blanco ha podido disfrutar de ver sobre el verde del Bernabéu a jugadores como Figo, Ronaldo, Beckham, Zidane, Cristiano, Kaká o Sergio Ramos. También han vivido una conversión económica radical convirtiendo al Real Madrid en la marca más poderosa del mundo. Y todo ello ha generado unos éxitos deportivos sin precedentes, ya que bajo su mandato han sido 41 los títulos que han llegado a las vitrinas del museo.

Florentino, siguiendo el ejemplo de Santiago Bernabéu, ha sido capaz de crear un equipo de leyenda en la Champions League ganando tres consecutivas y cuatro en cinco años. Pero hay más, también ha conseguido que el Real Madrid sea el único equipo de la historia capaz de dominar Europa en fútbol y baloncesto.

Hoy, Florentino verá desde el palco el regreso de un Zidane que también está de aniversario. El francés vuelve al banquillo del Real Madrid para cumplir 150 partidos como gestor del vestuario y para desbordar de ilusión una grada que festeja su vuelta como un título más. Zidane es un galáctico. Lo era como jugador y lo es como entrenador. Y sobre todo era lo que el Madrid necesitaba para olvidar lo que estaba siendo una temporada oscura hasta su llegada.

Lejos de mirar la clasificación de la Liga, el madridismo tiene este sábado motivos para sonreír. Por el presidente y el entrenador. No hay más que echar la vista atrás y ver lo que ha cambiado el club tras la llegada de Florentino. La de Zidane sirve para verificar lo que se ha echado de menos aquel jugador que firmó su contrato en una servilleta, que bailaba en el césped con el balón en los pies y que fue capaz de dirigir a un grupo de estrellas a escribir su nombre en la historia del fútbol mundial. Ahora tiene trabajo por delante, pero argumentos sobran para confiar en él.