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Champions League: Real Madrid – Roma

En esta mesa sólo come el Madrid

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Ni Cristiano ni Messi. Ni siquiera Griezmann. En esta mesa, que es la de la Champions, sólo come el Real Madrid. El trece veces campeón dio un puñetazo en la ídem –la mesa, digo– y se pegó un banquete de fútbol a costa de una Roma que fue el convidado de fiesta a la comilona blanca en el Bernabéu. Porque en la mesa de la Champions el Madrid pone el mantel, los cubiertos y, sobre todo, las copas.

Un millón de llegadas y ocasiones acumuló el equipo de Lopetegui, que hacía sonreír a sus seguidores mientras Cristiano lloraba en Mestalla. Isco abrió el marcador de falta, Bale lo siguió con una galopada en la segunda mitad y Mariano lo cerró con un tremendo disparo. El Real Madrid marcó tres, pero pudo lograr un set si no llega a ser por un inspiradísimo Olsen, que evitó que la Roma se volviera con un saco.

Lopetegui puso a Keylor, que Dios nos coja confesaos.Quién sabe si en homenaje a los servicios prestados o por postureo o porque le gusta abrir debates innecesarios. Vamos, que en el Real Madrid los debates y los incendios se inician por combustión espontánea, no hace falta que el entrenador vaya por ahí con una caja de cerillas. Pero Julen sabrá.

El resto era lo previsible. Vacas sagradas en homenaje a los tricampeones de Europa. Así que Asensio al banquillo. Jugaban los de Cardiff y los de Kiev con un cambio, pero no un retoque con un cambio como el que media entre Felipe González y Pedro Sánchez. Faltaba Cristiano Ronaldo. Jugaba Bale. El resto no los recitaré aquí porque se los doy por sabidos.

Enfrente estaba la Roma, el Manolas Team, equipo amigo –qué digo amigo, hermano– desde que eliminó al Barça de la pasada Champions. Sonaron los himnos y arrancó el fútbol. El de verdad, el de la Champions. Y salió a mandar el Real Madrid, dispuesto a abrir el marcador por la vía rápida. Pudo hacerlo en un pase dibujado por Kroos al desmarque de Bale. El galés la pegó con violencia, pero su disparo se fue desviado por centímetros a la izquierda de Olsen.

Atosiga el Madrid

Repitió ocasión clamorosa el Real Madrid en el 7. Esta vez asistió Modric para dejar solito y mano a mano a Isco, que tardó en girarse lo mismo que un jubilado con tortícolis, y permitió que Olsen se le echara encima y le metiera una mano salvadora.

El dominio de los blancos era incontestable con un Bale omnipresente como los impuestos en la política del PSOE. Una contra de la Roma a la salida de un córner botado por el Real Madrid fue el primer sustito para Keylor. Afortunadamente, el tiro de Ünder se fue a una hectárea de la portería.

La Roma no se había visto tan cercada desde en los tiempos de Anibal. El Real Madrid seguía a lo suyo. Dominar, dominar y dominar. Pero sus llegadas eran pellizquitos de monja. Sólo en las botas de Bale parecía haber pólvora para dinamitar al equipo construido por Monchi. Pasada la media hora, los de Lopetegui se embelesaron en su propio toque hasta narcotizar el partido.

Isco maravilla, Bale sentencia

Olsen volvió a emerger como salvador de la Roma con sendas manos en el 38. El Real Madrid volvía a ponerse en modo rodillo. Así llegó una falta clamorosa sobre la frontal que hizo De Rossi a Isco. El propio Isco botó la falta, tocadita por encima de la barrera, y marcó un golazo. Menos mal que Sergio Ramos le deja tirar alguna de vez en cuando.

El gol de Isco dio paso al descanso y el descanso al vértigo del segundo tiempo. Keylor Navas se adornó en una parada fácil que él convirtió en difícil con una estirada innecesaria. Al menos no se la metió y la echó a córner. En la vuelta el Real Madrid tuvo el 2-0 pero Bale no encontró la portería de Olsen en su remate a bocajarro.

También la tuvo Modric en el 54, pero el croata llegó fundido al remate. No Bale, Bale llegó sobrado en el 57 a un pase precisamente de Modric. Fue una jugada lanzada por el exterior del croata a la galopada del galés. Gareth se plantó ante Olsen y sacó un zurdazo magistral, raso, violento, que se convirtió en el 2-0 para el Real Madrid.

Recital del Madrid

El recital, repaso, paliza, chorreo del equipo de Lopetegui a la Roma bordeaba el escándalo. En el 61 Julen quitó a Benzema por Asensio. Primeros minutos de descanso para Karim. En el 62 Keylor sí que sacó una buena mano a un disparo de Kolarov.

El partido, si no resuelto para el Real Madrid, sí que parecía muy encarrilado. Pero 20 minutos en el Bernabéu son molto longos. Entonces Lopetegui metió a Mariano. El estadio se cayó como si saliera Neymar. Quedaba un cuarto de hora más el alargue y sólo entonces la Roma se estiró un poco en busca de un gol que le volviera a meter en el partido.

Isco y Asensio cosieron la jugada del siglo. El mallorquín dejó una ruleta que habría firmado Zidane y quiso marcar sin mirar la portería, como los pases de Laudrup, pero Olsen evitó el 3-0. A su gran actuación debe la Roma no haberse ido del Bernabéu con un set. Pasaron los minutos y el Real Madrid ya no quiso más. Tenía abrochada una victoria contundente y volvió a demostrar que la mesa de la Champions es cosa suya.

Pero faltaba el gol de Mariano. El golazo. Un gol de un pedazo de nueve por mucho que tenga un nombre prosaico. Un gol de rematador con pólvora en las botas. Un pepino tremendo de un futbolista que va a exprimir cada minuto en el Real Madrid como si fuera el último de su vida.