España reza a un santo nuevo: De Gea
Del Bosque se quitó la careta de entrada. Casillas iba al banquillo por deméritos propios y De Gea se ganaba los galones de titular. Vicente siempre fue un entrenador lógico y, sobre todo, justo. Por delante del portero que será titular en la Eurocopa, una línea de cuatro con el indiscutible Juanfran y los enemigos íntimos Piqué y Sergio Ramos en el centro, con Azpilicueta por la izquierda. Mucho músculo porque los italianos no son gente de fiar.
En el centro del campo, ni Silva ni Koke. Del Bosque sufría un ataque de prudencia y metía a San José para hacer de Busquets, flanqueado por Thiago y Cesc para mantener la posesión como instrumento disuasorio. Mata ejercía en la mediapunta como chico para todo y arriba, España renunciaba a las bandas y optaba por un fútbol directo con dos delanteros centros: Morata y Aduriz.
De inicio Del Bosque apostó por el 4-1-4-1 para contener las embestidas italianas. El partido nació cerrado como una sucursal bancaria en Jueves Santo. Al cuarto de hora De Gea mostraba sus cualidades sacando abajo un disparo lejano de Candreva, doblando el espinazo con sus brazos largos. Sufría España, dispuesta a presionar y a pasar su particular Vía Crucis.
En el reino del fútbol táctico la imaginación moría de pena. Seguro que Cruyff se habría aburrido en el primer tiempo, más propio de una pelea de gladiadores que de un partido de fútbol. Si hubiera sido una media maratón, la cosa habría estado competida, pero el juego resultaba atribulado, precipitado y bastante aburrido.
Partido cerrado por vacaciones
En el segundo tiempo bajó el ritmo, pero no se descosió la pizarra. Alguna maniobra de Morata intentó desarbolar a la zaga italiana, pero fue en vano. Koke suplió a Mata y Nacho entro por Ramos, pero el partido seguía disciplinado como una institutriz austriaca. Y tan difícil de ver también.
Al filo del 60, un error monumental e intolerable de Juanfran provocó la contra de los italianos hasta que la pelota llegó a Insigne, cuyo disparo envenenado, como una promesa de Pablo Iglesias, lo despejó abajó De Gea con otro rechace monumental. A la salida del córner a punto estuvo de marcar Italia, pero su cabezazo de marchó desviado por poco.
Dos minutos después De Gea volvió a salvar a España. Fue después de otra contra en la que Florenzi remató dentro del área, pero el meta español salvó con otra mano milagrosa el remate abajo del italiano. A estas alturas, nadie dudaba ya de la titularidad del futuro portero del Real Madrid sobre el ex portero del Real Madrid.
Pero dos minutos después los italianos obtuvieron el mérito a sus esfuerzos. Insigne marcaba en una contra vertiginosa de los de Conte, todo a un toque, sin que De Gea esta vez pudiera hacer nada por evitarlo. El partido se le ponía feo a España. Muy feo.
Pero los campeones nuca se rinden y la selección de Del Bosque consiguió igualar el partido después de una falta lateral que remató Morata. El cabezazo blandito y picado del delantero de la Juventus lo rechazó Bufffon al centro, lento y pesado como un fardo al tirarse al suelo como el ex portero que es. Y un rechace al centro con un tiburón como Aduriz en el área suele ser gol, porque los depredadores del área no perdonan la vida a los porteros incautos, por mucho que fueran leyenda en la época en la que Steve Jobbs aún vivía.
España igualaba un partido que se abría por cansancio más que por juego. Pero Italia no había dicho su última palabra. Ni De Gea tampoco. Una maniobra de Insigne en la frontal acabó con un paradón del meta español después de un vuelo sin motor. Otra cosa no, pero La Roja tiene portero. Portero nuevo y de verdad, igual de bueno que el antiguo en sus mejores tiempos.
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