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Fórmula 1

El cirujano que pudo dejar tuerto y algo más al gurú de Red Bull

Adrian Newey es unánimemente considerado el mejor ingeniero de la Fórmula 1, el arquitecto de coches legendarios que dominaron hasta conquistar títulos mundiales en las escuderías Williams, McLaren y Red Bull, donde sigue cosechando éxitos actualmente. Sin embargo, el año pasado estuvo en serio riesgo de ver dañada su principal herramienta de trabajo: su cerebro.

La historia de terror médico se desarrolló en Croacia. En este país era donde Newey y su mujer disfrutaban de unas vacaciones a orillas del Mar Adriático. Cuando iban dando un tranquilo paseo en bicicleta, llegó el accidente que pudo arruinarle la vida. Sufrió una caída de casi dos metros y se estrelló de cabeza en una playa rocosa. La resonancia médica a la que se sometió en un hospital de la zona confirmó que se había fracturado el cráneo y tenía fragmentos de hueso astillados por encima del músculo superior de un ojo. Lo que ocurrió a continuación le hizo escapar a la carrera agarrado a su mujer.

«Tres hombres aparecieron al pie de mi cama: un neurocirujano, un maxilofacial y un anestesista. Respecto al ojo, dijeron que se necesitaba actuar rápidamente o el hueso afectaría al músculo del ojo y perdería su movimiento. Vale, ¿cuál es el riesgo de dañar el ojo? ‘Oh, ninguno’. ¿Hay riesgo de daño cerebral? ‘Oh, no mucho’. Dame un tanto por ciento. ‘5, quizás 10%’. En ese momento le dije a mi mujer que me sacara de allí», revela Newey en declaraciones al diario inglés Evening Standard.

Sin embargo, el ingeniero no evitó el quirófano y tuvo que someterse a varias operaciones que lo dejaron fuera de combate durante bastantes carreras del Mundial de Fórmula 1. Plenamente recuperado ya de aquel accidente, explica que en ningún momento se le pasó por la cabeza dejar su trabajo. «No, soy lo suficientemente testarudo como para no haber cambiado mucho», dice, plenamente activo a sus 63 años y satisfecho por ver al Red Bull de Max Verstappen como gran favorito a un nuevo título mundial.