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En el Atlético están hartos de la indolencia de De Paul

El nuevo error del argentino en Donosti es uno más en una larga lista

En la primera jornada ya mostró una desidia absoluta cuando salió en Villarreal

Simeone es el máximo valedor de un jugador que siempre ha estado por debajo de las expectativas

En el Atlético están hartos de la indolencia de Rodrigo de Paul, cuyo error en San Sebastián costó una victoria que estaba ya en el bolsillo. No es la primera vez. La desidia del jugador argentino es moneda de cambio habitual en el equipo, como se puso de manifiesto en la primera jornada de Liga en Villarreal. Simeone es el máximo valedor de De Paul, que cumple su tercera temporada en el club sin haber respondido nunca a las expectativas que despertó su fichaje.

Rodrigo de Paul pisó ayer el campo a los 64 minutos sustituyendo a Conor Gallagher. En media hora, contando el descuento, perdió seis balones, no dio un solo pase en condiciones y por supuesto no recuperó tampoco un solo esférico. La guinda llegó a los 84 minutos cuando, en vez de buscar la profundidad de Sorloth, que le había tirado el desmarque, dio un pase atrás sin mirar que recuperó la Real Sociedad y acabó convirtiéndose en el gol del croata Sucic.

El argentino, que ya se ha incorporado a la concentración de su selección, con la que jugará dos partidos valederos para la clasificación mundialista ante Venezuela (el jueves) y Bolivia (el miércoles), no ha conseguido replicar en el Atlético, ni de lejos, los números que acreditó en Italia en el Udinese. En sus dos últimas temporadas en la Serie A jugó 73 partidos, en los que marcó 16 goles y  repartió 17 asistencias. en España, en cambio, sus estadísticas son mucho más discretas: 145 partidos jugados, con 11 goles y 17 asistencias. A años luz de lo que se esperaba de él.

Rodrigo de Paul fue, al igual que Nahuel o Julián Álvarez, una apuesta personal de Simeone, que pidió con insistencia su fichaje. 35 millones pagó el Atlético en el verano de 2021 por un jugador que firmó contrato por cinco temporadas, por lo que acaba en junio de 2026. Nadie discute su calidad, pero sí su implicación. Todo lo contrario de lo que sucede cuando juega con Argentina, con quien es titular indiscutible. Ahí sí se ve la versión de De Paul que sólo con cuentagotas se ha repetido en el Metropolitano.

En el estadio ya ha habido en varias ocasiones silbidos dirigidos al centrocampista, pero De Paul juega con ventaja: en primer lugar cuenta con la confianza del entrenador, que tras su pésima actitud en Villarreal, en el primer partido de Liga, le premió con la titularidad en la siguiente jornada, y en segundo le favorece la escasez de futbolistas para ocupar la zona ancha, donde su competencia son Barrios, Koke y Gallagher. En definitiva, va a seguir jugando sí o sí, pero la afición ya le ha cogido la matrícula y no están dispuestos a perdonarle una más. Y es una lástima, porque cuando quiere hay pocos jugadores de su nivel. El problema es que quiere muy pocas veces, al menos con la camiseta del Atlético.