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GP de México

Alonso celebrará su carrera 400 en la Fórmula 1 en su peor momento con Aston Martin

El asturiano soplará 400 velas en el GP de México

No renuncia a ganar el Mundial a medio plazo

Fernando Alonso se resigna: «Le decimos al equipo lo que hace falta y hacen lo que pueden»

Cuando el semáforo del autódromo Hermanos Rodríguez se apague y los motores comiencen a rugir, el contador de Fernando Alonso alcanzará una cifra única. 400 carreras disputadas en la Fórmula 1. Un récord que oposita a convertirse en imperecedero al menos durante la próxima década. Los siguientes en el ranking son Raikkonen y Hamilton con 353 y 350 compromisos respectivamente. El asturiano tiene pensado llegar hasta 2026 y no es descartable que su presencia se extienda más allá.

Alonso se toma con filosofía lo de soplar 400 velas en la Fórmula 1. «Reconozco el número, está bien pero son algunas de estas estadísticas que realmente no te interesan. Sabes, me encantaría correr la mitad de la 400 y ganar un campeonato más o ganar más carreras», asegura. Fernando no ve cercano su final. «Puedo sumar entre 40 y 50 carreras más en los próximos dos años».

La ampliación del calendario y la evolución de la tecnología en la Fórmula 1 le ha permitido alcanzar tan longevo registro y opositar a extenderlo. Cuando Alonso empezó en 2001, se disputaban tan sólo 17 carreras en una campaña. Incluso en 2003 se llegó a correr 16 grandes premios. Es decir, 7 u 8 menos por año que en el actual calendario, repleto de carreras y viajes que agotan a pilotos y mecánicos.

«Los viajes, los eventos y la presión constante es lo que más desgasta en este momento. ¿Qué pasa físicamente tras 400 carreras en la Fórmula 1? No es bueno para la espalda, ni para el cuello, ni para la columna, pero sí, creo que la tecnología de la Fórmula 1 también cambió en el pasado y creo que los coches ahora son un poco más amigables con el piloto», reconoce.

Alonso y la nostalgia de los viejos tiempos

Mucho ha cambiado el Gran Circo a lo largo de sus 21 temporadas. Recuerda con nostalgia lo que rodeaba a la Fórmula 1 hace décadas. «Reabastecimiento de combustible, coches rápidos los domingos, el sonido del motor, grandes patrocinadores, chicas de parrilla, chicos de parrilla, que hemos tenido de todo… Ahora todo gira en torno a las redes sociales. Antes era como hacer más cosas en el mundo real. Los equipos ahora son muy profesionales, con mucha disciplina, topes presupuestarios… Así que creo que probablemente estemos en el mejor momento de la Fórmula 1», valoró.

«Pero es cierto que en el pasado, especialmente las paradas en boxes, te daban muchas posibilidades de estrategia, empezando con cargas de combustible más altas, más bajas, haciendo tres paradas, una parada… Ahora, entre la batería y la carga de combustible, a veces en las carreras somos siete segundos más lentos o algo así al principio de la carrera. Y eso es un poco menos motivador», zanjó.

Alonso sopla 400 velas en un momento delicado con Aston Martin. Atrás quedan los podios, el champán, y el buen rendimiento con la escudería británica. La temporada pasada contrasta con la actual. Ningún podio, carente de ritmo y con nulas expectativas de cara al final del presente curso.

«Necesitamos piezas nuevas, necesitamos encontrar tres o cuatro décimas si queremos volver a liderar el grupo medio». Más que un mensaje, Alonso lanzó una llamada de auxilio a su equipo, extraviado en la intrascendencia de la parrilla y con peores prestaciones que Haas y Williams desde la segunda mitad de la temporada. «Hemos hecho un buen papel en los dos últimos circuitos, pero eso no puede tapar nuestra falta de prestaciones».

El 2026 se atisba como un punto de inflexión para Aston Martin. Cambia la reglamentación y Newey entrará a trabajar de manera oficial con la escudería británica, cuyo túnel de viento será independiente al de Mercedes. «Lo que se necesita a los 40 para ganar un campeonato es lo mismo que a los 20 y a los 30, un coche competitivo. Claro que se puede ganar un Mundial a los 40 años», avisa. Lo intentará en 2026, hasta entonces, le espera un desierto de prestaciones.