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Carlos Alcaraz vuelve a tropezar con la misma piedra

El murciano vuelve a diluirse en el tramo final de la temporada

No mejora en los Masters 1000 en los que tiene su peor porcentaje de victorias

El precipicio al que se asoma Carlos Alcaraz: la peor noticia para su futuro

Resulta sorprendente que Carlos Alcaraz, ganador de dos Grand Slams esta temporada -Roland Garros y Wimbledon-, se encuentre en el tercer escalón del ranking ATP por detrás de Zverev, huérfano de major alguno en su palmarés. El sorpasso explica una inconsistencia, la del murciano en los Masters 1.000 en general y final de temporada en particular, su asignatura pendiente para la temporada que viene.

En el curso, al que le todavía le restan las ATP Finals y la Copa Davis, Alcaraz ha protagonizado el mayor pico de forma del circuito, pero también ha atravesado dos momentos valle definitivos en su carrera con Sinner por el número uno del ranking. Su año es de sobresaliente, cualquier tenista firmaría ganar dos Grand Slam cada temporada, pero el propio Alcaraz es consciente de que permanecer varias semanas en el número uno depende de la regularidad.

El intangible que le permitirá traspasar del sobresaliente a matrícula de honor pasa por mantener la consistencia en los Masters 1.000 en particular y durante toda la temporada en general. Ya lo apuntó su entrenador, Ferrero, el año pasado, cuando su pupilo desfalleció en el tramo final tras haber cuajado el mejor año de su carrera.

«Debe aprender que la temporada es larga, que es su trabajo y no puede tener tantos descansos como le gustaría. Que si quiere ser el mejor tiene que actuar como el mejor y ser profesional todo el año. Es lo que hay y hay que aceptarlo. El calendario es el que tenemos, está como está y hay obligaciones por parte de la ATP de jugar los Masters 1000 y de la ITF para los Grand Slams. Hacer el calendario más corto de lo que hemos hecho este año es difícil. Se han jugado 18 torneos, que realmente son bastante pocos, pero ha jugado muchos partidos y eso es lo que le ha llevado a ese nivel de cansancio mental al final”, aseguró.

La caída de Alcaraz fue una concatenación de malos resultados. En Pekín, Sinner le superó en semifinales. Dimitrov hizo lo propio en el torneo de Shanghái y Safiullin en París antes de que Zverev le sorprendiera en la fase de grupo de las ATP Finals en Turín. Sin sabores para los que Alcaraz se mentalizó con el objetivo de no reproducir en 2024.

«Estoy preparado para hacer buenos resultados o al menos llegar más lejos que el año pasado, lo cual creo que no es muy difícil», aseguraba. Y en cierta parte cumplió su palabra. Se impuso a Sinner en Pekín tras una final épica, pero volvió a claudicar antes de tiempo en Shanghái y en París-Bercy, donde Humbert le superó en segunda ronda.

Su tempranera eliminación, unido al triunfo de Zverev en la final, desembocaron en pérdida de posición en el ranking ATP. Pasa del segundo al tercer escalón, lo que complica su futuro inmediato en las ATP Finals, ya que podría quedar encuadrado en un grupo potente, y a medio plazo, porque no podrá asaltar el número uno en el primer trimestre del año.

Además del final del año, Alcaraz tiene otra asignatura pendiente con los Masters 1.000, torneos en los que tiene el peor porcentaje de victorias. Tan sólo del 75% por el 84,5% que posee en los Grand Slam. Esta temporada se impuso en Indian Wells, pero claudicó en Miami, no compitió en Montecarlo y Roma por lesión, cayó en Madrid y llegó a Cincinnati tras los Juegos y sin haber descansado mentalmente, como él mismo aseguró.

En el horizonte ya sólo quedan las ATP Finals y la Copa Davis con España. Conviene recordar que Alcaraz sólo tiene 21 años y, pese a su juventud, ya ha precintado cuatro Grand Slams. Este 2024 le servirá de aprendizaje para no reproducir sus problemas la temporada que viene, en la que podrá descansar más al no haber Juegos Olímpicos.