Un Alcaraz de dos velocidades aplaca el ímpetu de Cerúndolo y estrena su casillero en Montecarlo

Carlos Alcaraz eleva el puño y grita mientras su mirada apunta al horizonte. Allí se encuentra su equipo que, sin Ferrero pero con Samu López a la cabeza, le han marcado el camino a seguir para escapar sin nauseas de la montaña rusa que fue su encuentro contra Cerúndolo. El argentino empujó en la primera manga, pero el murciano imprimió más ritmo a su tenis para neutralizar el ímpetu rival y, tras apuntarse 12 de los últimos 13 juegos, sellar su primer triunfo sobre la tierra batida del Principado.

Aterriza el murciano en territorio desconocido. No había estrenado su casillero de triunfos sobre la arcilla monegasca. Las dos ediciones anteriores se cayó del cuadro por lesión y en su única participación no pudo con Korda en primera ronda. «Echaba de menos la tierra batida», escribió Alcaraz en la cámara, ya con el triunfo en el bolsillo. Lo necesitaba después de que su gira por Estados Unidos acabara antes de tiempo tanto en Indian Wells como en Miami.

El de Cerúndolo fue un triunfo sanador que, además de revertir las últimas sensaciones, le permitió sonreír en su centenario sobre la arcilla. Su balance es de 82 victorias y 18 derrotas. El tercer mejor porcentaje de victorias (82%) de siempre en tierra batida. Únicamente superado por el 86% de Bjorn Borg y el 90% de Rafa Nadal. Triunfo necesitado para Alcaraz, que vuelve a sonreír con una raqueta en la mano.

Alcaraz remontó con firmeza, pero su estadística del choque dejó una factura de 31 errores no forzados, demasiados, especialmente en comparación con sus golpes ganadores, 19, y que aunque sólo le lastraron en el primer set del encuentro, deberá enmendar, además de su servicio (54 por ciento de primeros), para su futuro en el torneo donde su siguiente obstáculo será el alemán Daniel Altmaier.

El español, de todos modos, fue el que comenzó con buen pie. Rompió pronto para colocarse 2-1 arriba, pero entonces salieron a relucir muchos de los problemas de este 2025 y a Cerúndolo le bastó con ser sólido para encadenar cuatro juegos seguidos y terminar haciéndose con el primer set.

Alcaraz arrastraba 13 errores no forzados, pero fue capaz de encontrar una mejor línea de su tenis, suficiente para desarbolar a un jugador argentino que se apagó repentinamente. El de El Palmar igualó con un rosco y tampoco dio ya opciones a su rival en la última y definitiva manga.