Curiosidades
Refranes

Todos los españoles usamos esta expresión, pero nadie sabe su origen: procede de un antiguo rey de Castilla

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Hay frases que, con apenas escucharlas, todo el mundo entiende. No hace falta ser del mismo sitio ni conocer el contexto; simplemente se entienden. Los refranes son así, pequeñas dosis de sabiduría que han pasado de generación en generación y se han metido en nuestra forma de hablar sin que nos demos cuenta.

Desde «Más vale tarde que nunca» hasta «Cría cuervos y te sacarán los ojos», hay refranes para todo. Pero hay uno que destaca, no sólo por cómo suena, sino por lo que esconde detrás: «No se ganó Zamora en una hora». Muchos lo utilizan sin pensarlo, pero pocos saben realmente de dónde viene.

¿Qué significa el refrán «No se ganó Zamora en una hora»?

Este dicho hace referencia a la paciencia y al esfuerzo que requiere conseguir algo importante. Se usa para recordar que los grandes logros no llegan de inmediato y que es necesario persistir para alcanzarlos. Funciona en cualquier contexto en el que alguien se sienta frustrado por la falta de resultados rápidos.

Por ejemplo, imagina a alguien que empieza un negocio y, después de unos meses, se desanima porque aún no ve beneficios. En ese momento, un amigo podría decirle: «Tranquilo, no se ganó Zamora en una hora», animándole a seguir adelante y no rendirse tan pronto.

Este refrán es similar a otros como «Roma no se hizo en un día» o «A la tercera va la vencida». Todos insisten en la misma idea: el éxito requiere tiempo, esfuerzo y constancia.

¿Cuál es el origen del refrán «No se ganó Zamora en una hora»?

La historia detrás de esta frase nos lleva a la España medieval, concretamente al año 1072. En aquel tiempo, Zamora era una plaza fortificada clave en la defensa del Reino de León.

Tras la muerte de Fernando I, sus hijos se disputaron el control de los territorios heredados. Doña Urraca recibió la ciudad de Zamora, pero su hermano, Sancho II de Castilla, no aceptó el reparto y decidió tomarla por la fuerza.

Lo que pasó después fue un ataque que se alargó siete meses, con las tropas de Sancho intentando tomar la ciudad sin éxito. Zamora aguantó con fuerza hasta que todo dio un giro inesperado: Bellido Dolfos, un noble fiel a Urraca, se las ingenió para acercarse a Sancho y lo mató. Sin su líder, el ejército castellano se desmoronó y Zamora quedó libre.

Esta resistencia prolongada es lo que dio origen al refrán. La ciudad no cayó fácilmente, y esa idea se convirtió en una metáfora de la perseverancia.

Otra teoría sobre su origen

Aunque la versión más aceptada es la del Cerco de Zamora en 1072, algunos historiadores sugieren que el dicho podría haber surgido en la Guerra de Independencia española, cuando las tropas napoleónicas intentaron tomar la ciudad y encontraron una feroz oposición. Sin embargo, esta teoría es menos documentada y la mayoría de las referencias apuntan al conflicto entre Sancho II y doña Urraca.