El pueblo medieval con historia árabe rodeado de miradores y cañones: sus piscinas naturales son de otro mundo


Hay lugares que parece que parecen detenidos en el tiempo, como si cada piedra, cada callejuela y cada paisaje se hubiera congelado en una época lejana para contarnos una historia. Letur, un pequeño pueblo en la Sierra del Segura, en Albacete, es uno de esos rincones mágicos. Colgado entre montañas, ofrece una experiencia única, donde la cultura, el silencio y la naturaleza se funden para regalar un viaje que no se olvida.
Caminar por el casco viejo de Letur es como hojear un libro donde las casas y calles narran siglos de historia. De herencia andalusí, su trazado laberíntico fue diseñado para sobrevivir al calor y facilitar la defensa. Las viviendas parecen colgadas unas sobre otras, adaptándose al desnivel de la montaña como si fueran parte de ella. La arquitectura, modesta pero auténtica, conserva el espíritu de quienes la levantaron hace siglos, con callejuelas estrechas, pasadizos cubiertos y zaguanes en sombra que invitan a la curiosidad.
Letur: un rincón donde la historia y la naturaleza se dan la mano
Letur es un pueblo con profundas raíces históricas que se remontan a tiempos muy antiguos, aunque su huella más notable proviene del periodo andalusí. Durante la dominación musulmana, Letur fue una aldea fortificada estratégicamente ubicada entre montañas, con un trazado urbano pensado para la defensa y la adaptación al terreno abrupto.
Tras la reconquista cristiana, a finales del siglo XIII, Letur pasó a formar parte del Reino de Castilla. Fue entregada a la Orden de Santiago, que la repobló y reorganizó su estructura defensiva, reforzando su castillo y levantando iglesias como la de Santa María de la Asunción, construida sobre una antigua mezquita. Durante siglos, el pueblo vivió entre la agricultura, la ganadería y su aislamiento montañoso, lo que le permitió conservar su identidad.
Hoy, Letur es un testimonio vivo de la fusión de culturas, donde cada rincón cuenta una parte de su historia. Su patrimonio arquitectónico, paisajístico y humano lo convierten en uno de los enclaves con más personalidad de la Sierra del Segura.
Lugares de interés
El casco antiguo es el corazón del pueblo, con su trazado árabe de calles estrechas, pasadizos cubiertos y casas encaladas que parecen brotar de la roca. Uno de sus puntos más emblemáticos es El Portalico, un pequeño arco de piedra que une dos viviendas y se ha convertido en símbolo del municipio.
La Iglesia de Santa María de la Asunción, de estilo gótico tardío, se alza sobre los restos de una antigua mezquita y es uno de los edificios más importantes a nivel histórico. Muy cerca, varios miradores naturales, como el del Cantón o el de la Molata, permiten contemplar los cañones, valles y el caserío colgado sobre la montaña.
Cada rincón de Letur invita a la calma, a la contemplación y al descubrimiento, en un entorno que mezcla lo natural con lo histórico de manera armoniosa.
Naturaleza
Alrededor de Letur hay decenas de rutas que parten desde el pueblo o lo rodean, todas ellas pensadas para todos los niveles. Una de las más populares es la que lleva hasta la cascada del Charco de las Canales, un rincón escondido entre paredones de piedra donde el agua cae formando una piscina natural de aguas cristalinas.
Otra ruta muy recomendable es la del Prado del Amor, que discurre entre cañones y zonas de cultivo tradicional. Aquí el contraste entre el paisaje agreste y la mano del hombre se funde en armonía. En primavera, los almendros en flor pintan el camino de blanco y rosa, y en verano el agua ofrece la recompensa de un baño tras la caminata.
Si hay algo que convierte a Letur en un oasis en medio del calor manchego durante la época estival, son sus espectaculares piscinas naturales. La más famosa es sin duda el Charco Pataco, un rincón que parece de otro planeta, con aguas transparentes rodeadas de vegetación, donde se reflejan las paredes verticales del cañón.
También está la Fuente de la Abeja, menos conocida pero igual de fascinante. Aquí, el agua brota directamente de un manantial y forma una pequeña laguna natural que invita al baño y a la contemplación. Son lugares en los que el sonido del agua es casi el único acompañante, donde el frescor se siente en la piel y en el alma.
Para llegar a Letur, desde Albacete coge la carretera N-322 hacia el norte hasta la salida hacia la CM-412, que te llevará directo al pueblo. Si vienes desde Murcia,coge la A-30 hasta Hellín y luego la CM-412. El pueblo está rodeado de montañas, así que disfruta del paisaje mientras conduces por esta ruta pintoresca y tranquila.
Letur no es un lugar más en el mapa. Es un viaje al pasado sin renunciar al presente. Es historia viva y naturaleza vibrante. Es agua, piedra, silencio y alma. Un rincón que, sin quererlo, te enseña a mirar con otros ojos. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarlo, hazlo sin expectativas, y prepárate para salir con el corazón lleno.