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Poca gente lo sabe: el modo oculto del aire acondicionado que reduce tu factura de golpe

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Con la llegada del calor, especialmente en los meses de verano, el aire acondicionado se convierte en el mejor aliado para mantener el hogar fresco. Sin embargo, este confort tiene un coste que muchas veces se ve reflejado en la factura de la luz. Si bien es cierto que mantener una temperatura agradable en casa es una necesidad, también lo es el controlar el consumo eléctrico para evitar sorpresas desagradables a fin de mes.

Lo cierto es que, en muchos casos, el aumento en el gasto se debe a un uso poco eficiente del aire acondicionado. Por desconocimiento o malos hábitos, terminamos forzando el equipo y derrochando energía sin darnos cuenta. La buena noticia es que, con unos cambios muy simples, es posible reducir el gasto energético, beneficiando tanto a nuestro bolsillo como al planeta.

Cómo ahorrar con el aire acondicionado

Aunque la mayoría de las personas conoce el uso básico del aire acondicionado, pocos saben que existen funciones ocultas en estos dispositivos que pueden ayudar a reducir el consumo energético. Uno de los modos menos conocidos y más eficientes es el modo eco, ideal para quienes buscan ahorrar energía sin sacrificar el confort.

El modo eco ajusta automáticamente la temperatura y la velocidad del aparato según las condiciones del ambiente. Esto significa que no tiene que trabajar a máxima potencia todo el tiempo, lo que reduce el consumo de electricidad. Además, este modo optimiza la distribución del aire, evitando que el equipo se sobrecargue y utilizando menos energía para enfriar el espacio de manera más eficiente.

Activar esta función es tan fácil como pulsar un botón en el mando del aire acondicionado, pero los beneficios son sorprendentes:

Temperatura

Uno de los errores más comunes al utilizar el aire acondicionado es ponerlo a temperaturas muy bajas, creyendo que así se enfriará el ambiente más rápido. Sin embargo, esto es un mito. Poner el equipo a 18 o 20 grados no acelera el proceso de refrigeración, sino que simplemente obliga al sistema a trabajar de forma excesiva durante más tiempo, lo que se traduce en un mayor consumo eléctrico y un desgaste innecesario del aparato.

La temperatura recomendada por especialistas y fabricantes es de 24 grados centígrados. Esta cifra permite mantener un ambiente agradable y fresco sin comprometer el rendimiento del equipo ni disparar el gasto energético. Además, es una temperatura que ayuda a prevenir problemas respiratorios, como la sequedad de las vías respiratorias o los cambios bruscos que pueden derivar en resfriados.

Tecnología

Si estás pensando en cambiar tu aire acondicionado, presta atención a la etiqueta de eficiencia energética. Los modelos con calificación A++ o superior pueden consumir hasta un 60% menos que los equipos antiguos o de menor eficiencia. Además, los sistemas inverter regulan la velocidad del compresor de forma progresiva, lo que evita los picos de consumo que generan los modelos tradicionales al encenderse y apagarse constantemente.

También es recomendable adquirir modelos con temporizador o programables a través del teléfono móvil, lo que permite encender o apagar el equipo a distancia y ajustarlo según las rutinas diarias. Un uso más personalizado del aire puede ayudarte a evitar que funcione de forma innecesaria cuando no estás en casa.

Ubicación

Pocos saben que la ubicación del aire acondicionado tiene un impacto directo en el consumo de energía. Si el aparato se encuentra cerca de fuentes de calor como lámparas, electrodomésticos o incluso una ventana con entrada de sol, interpretará que el ambiente está más caliente de lo que realmente está y funcionará más tiempo del necesario.

Mantenimiento

Asimismo, el mantenimiento regular del aire acondicionado es fundamental para asegurar su eficiencia y prolongar su vida útil. Un aparato bien cuidado no sólo funciona adecuadamente, sino que también evita el consumo excesivo de energía. Limpiar los filtros cada dos o tres semanas durante el verano y realizar una revisión técnica anual son hábitos sencillos pero poderosos que marcan la diferencia.

En resumen, reducir la factura de luz durante los meses de calor es posible si aplicamos algunos cambios simples pero efectivos en el uso del aire acondicionado. Desde elegir una temperatura adecuada hasta activar el modo eco, cada decisión suma y puede representar un ahorro significativo al final del mes. No se trata de dejar de usar el aire acondicionado, sino de utilizarlo de manera inteligente.