Curiosidades
Especie invasora

Parece inofensiva, pero es una de las peores especies invasoras de España y está alterando los cauces de los ríos

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Las especies invasoras llegan en tamaños y formas muy distintas. Algunas caminan, otras flotan, brotan, y otras (como esta) simplemente se pegan a las piedras y esperan.

La especie invasora que llegó a los ríos españoles sin que apenas nadie se diera cuenta es el «moco de roca». Su aspecto es discreto, parece parte del fondo, y justo por eso es tan peligrosa.

¿Cómo es la especie invasora que está cubriendo los ríos españoles?

El «moco de roca» (también conocido como Didymosphenia geminata  o incluso «chapapote de los ríos») es una microalga de agua dulce que forma capas densas, fibrosas y viscosas en el fondo de ríos y lagos.

Su color va del beige al marrón oscuro y tiene una textura pegajosa, como una mezcla de lana mojada y gelatina espesa. Puede parecer un simple biofilm, pero sus proliferaciones alcanzan espesores de varios centímetros y longitudes de hasta 20 kilómetros. Es como una alfombra viva.

Lo que sorprende a los expertos de este organismo es su capacidad de adaptación. Aunque originalmente prosperaba en aguas frías, limpias y con pocos nutrientes, hoy puede encontrarse en ríos más cálidos, regulados y con nutrientes en exceso. Se fija con fuerza a rocas y plantas gracias a unos pedicelos que producen polímeros extracelulares, y eso le permite resistir caudales variables donde otras algas no sobrevivirían.

En España, su presencia se detectó por primera vez en 2005, en los ríos Ara y Cinca, en Huesca. Luego se expandió al río Revinuesa, y desde entonces ha encontrado un hábitat casi perfecto en las cuencas mediterráneas con cauces regulados.

¿Dónde se encuentra y cómo se propaga esta alga invasora?

Aunque su origen está en el hemisferio norte, en zonas frías por encima de los 30º de latitud, hoy está presente en más de 50 países. En Europa se ha detectado en Noruega, Polonia, el norte de Italia y, con especial fuerza, en España. Pero donde la situación es crítica es en Nueva Zelanda y el noroeste de Estados Unidos.

Su expansión depende en gran parte de las actividades humanas. Pesca deportiva, navegación, equipos mal desinfectados… Basta con que una bota contaminada toque el agua para que las células del didymo comiencen una nueva colonia.

¿Cuál es la amenaza real de este organismo?

Donde se instala el moco de roca, otras algas desaparecen. Cubre los sustratos, impide que entre luz, modifica el hábitat. Su presencia afecta directamente a invertebrados acuáticos, disminuye su diversidad y, en muchos casos, termina por expulsar a peces y macrófitas del ecosistema. Se han documentado ríos enteros con fauna prácticamente desaparecida por su culpa.

Además, su impacto obstruye tuberías, reduce la calidad del agua y complica el uso de los ríos para actividades recreativas y acuícolas.

¿Qué se está haciendo para frenarla?

Por el momento, no hay una solución. Todavía no existe un método seguro y efectivo para erradicar el moco de roca una vez que se ha establecido. La única estrategia realista es la prevención. Lavado, desinfección y secado.

Las autoridades españolas han implementado normativas específicas, como la veda total en ciertas zonas del río Duero y protocolos de navegación que exigen limpieza y declaración responsable. También se trabaja en campañas de concienciación.