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No los dejes pasar: 3 árboles frutales que debes podar en septiembre y asegurar una buena cosecha

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Septiembre marca un momento crucial en el cuidado de los árboles frutales, ya que es el periodo en el que se debe prestar especial atención a la poda para garantizar una cosecha abundante en la próxima temporada. Durante este mes, los árboles comienzan a prepararse para el invierno, y realizar una poda adecuada puede marcar la diferencia entre una producción mediocre y una cosecha excepcional. Este proceso ayuda a eliminar ramas muertas y enfermas.

Además de mejorar la salud general del árbol, la poda en septiembre contribuye a la prevención de enfermedades y plagas que podrían afectar el desarrollo de los frutos. Preparar los árboles para el invierno es esencial para entren en la temporada fría en las mejores condiciones posibles, lo que les permite recuperar fuerzas y enfrentar el próximo ciclo de crecimiento con vigor renovado. Por tanto, dedicar tiempo a la poda en este momento es una inversión valiosa para obtener los mejores resultados en la siguiente cosecha.

Árboles frutales que se deben podar en septiembre

El cuidado de los árboles frutales en otoño es esencial para asegurar una cosecha saludable el próximo año. Durante este período, se recomienda la poda para prevenir enfermedades y estimular el crecimiento. El cerezo, por ejemplo, se debe podar en septiembre para eliminar ramas muertas y enfermas, lo que evita la propagación de infecciones y favorece la fructificación. Dejar de podarlo en esta etapa puede comprometer la cosecha futura.

El melocotonero también requiere atención en esta época para prevenir que las ramas se enrosquen y propagar enfermedades. Podar las ramas demasiado largas y deformadas promueve una mayor productividad en la siguiente temporada. Finalmente, el ciruelo necesita una poda que lo mantenga bien ventilado y luminoso, retirando ramas muertas o enfermas para evitar deformaciones y enfermedades.

Cerezo

El cerezo de flor es un árbol muy apreciado por su belleza ornamental y su facilidad de cuidado, lo que lo hace ideal para jardines o para decorar entradas en alineación.

A pesar de su gran capacidad de adaptación, es fundamental atender a dos necesidades clave: un suelo bien drenado y una exposición prolongada al sol. Un mal drenaje puede causar que el árbol enferme debido a hongos en sus raíces, por lo que es importante plantarlo en terrenos ligeros y evitar encharcamientos. Además, el cerezo de flor demanda una gran cantidad de luz solar directa para florecer abundantemente.

Este árbol también soporta bien las bajas temperaturas, aunque las heladas tardías pueden afectar la intensidad de su floración. En cuanto al agua, el cerezo de flor es resistente a la sequía y no requiere riegos excesivos, sufriendo más por el exceso de humedad que por la falta de ella. Por otro lado, no es recomendable podarlo en primavera, ya que esto podría reducir su floración.

A pesar de su gran resistencia, el cerezo de flor es vulnerable al pulgón, una plaga que debe controlarse especialmente en los meses más cálidos. La observación constante es crucial para detectar plagas a tiempo y actuar antes de que se propaguen. Con estos cuidados, el cerezo de flor puede convertirse en un punto focal en cualquier espacio, brindando belleza durante todo el año.

Melocotonero

El melocotonero es un árbol frutal de tamaño moderado, que puede alcanzar hasta seis metros de altura en algunas variedades. Sus hojas son verdes brillantes y sus flores varían de rosa a rojo.

El fruto, el melocotón, se recolecta en verano y contiene un hueso en su interior. Para plantar un melocotonero, se recomienda hacerlo en otoño si es posible, aunque los árboles en contenedor se pueden plantar en cualquier época del año.

El riego debe ser regular en terrenos secos, afectando a los primeros 80 centímetros del suelo. Un sistema de riego por goteo es ideal para mantener la hidratación constante y mejorar el sabor del fruto. En cuanto al abonado, es crucial aplicar un fertilizante granulado de liberación lenta en primavera y cubrir con compuesto orgánico.

Ciruelo

El ciruelo es un árbol frutal que requiere un cuidado específico para prosperar. En cuanto al riego, necesita ser regado cada una o dos semanas, con una atención especial en los terrenos secos para mantener una humedad media. Utilizar un sistema de riego por goteo puede ser beneficioso para asegurar una hidratación constante.

Para su crecimiento óptimo, el ciruelo debe recibir al menos seis horas de luz solar directa al día, aunque tolera sombra parcial. En términos de temperatura, es esencial protegerlo de temperaturas extremas para evitar daños en sus hojas o frutos.

El suelo ideal para el ciruelo debe ser franco arenoso o arcilloso, con un pH de seis o siete y un buen drenaje. En cuanto a la fertilización, es recomendable aplicar fertilizantes balanceados a principios de primavera y mediados de verano. Para la propagación, los esquejes semiduros son efectivos, y el trasplante se realiza entre finales de primavera y mediados de verano.