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Ni aceite ni levadura: el sencillo truco para que cualquier galleta quede extra crujiente en el horno

Las recetas de galletas pasaron de generación en generación en muchos hogares, adaptándose a cada familia y a las tendencias de la repostería actual. No importa si se elaboran con avena, chocolate o frutos secos: siempre se busca que tengan la textura ideal. En ese proceso, conseguir que una galleta quede extra crujiente es uno de los principales objetivos.

El secreto de unas galletas firmes y doradas no depende sólo de la combinación de ingredientes, también está relacionado con la forma de trabajarlos y con ciertos pasos durante la cocción. Existen técnicas sencillas que se pueden aplicar sin importar el tipo de receta, de modo que se logre un resultado homogéneo y con esa textura característica que todos buscan.

Así es el truco para que cualquier galleta quede extra crujiente en el horno

El tipo de harina marca la diferencia en el resultado final. Las harinas bajas en proteínas o sin gluten absorben menos agua y dejan una textura más blanda. En cambio, la harina de trigo común o la integral aportan consistencia y ayudan a que la superficie se tueste. Allí es donde reside el truco.

En la misma línea, otros ingredientes que influyen de forma directa son los siguientes:

Con estos ajustes, es posible modificar cualquier receta para lograr que la galleta quede extra crujiente sin necesidad de añadir aceite ni azúcar en exceso.

El horneado, un paso decisivo para que cualquier galleta quede extra crujiente

Más allá de los ingredientes, el momento del horneado es fundamental. Precalentar el horno a 180 °C y utilizar calor arriba y abajo con ventilador asegura una cocción uniforme. La bandeja debe colocarse en el centro y las porciones de masa tienen que estar separadas para evitar que se peguen.

Cuando las galletas empiezan a dorarse, es momento de sacarlas. El enfriado también es determinante: primero deben reposar unos minutos en la bandeja y después colocarse sobre una rejilla para que el aire circule.

Así, la humedad se evapora y se consigue que cada galleta quede extra crujiente en lugar de reblandecida.

Un truco adicional es prepararlas con antelación. Tras un par de días guardadas en un recipiente adecuado, la textura se vuelve aún más firme. Eso sí, conviene no alargar demasiado su conservación, ya que no contienen conservantes.

Variaciones y combinaciones posibles para conseguir unas galletas exquisitas

Aunque la base de la receta es sencilla, se pueden añadir ingredientes para darles más sabor sin alterar el efecto crujiente. Entre las opciones más habituales se encuentran los trocitos de chocolate, nueces o avellanas. Sustituir parte de la harina de trigo por avena es otra alternativa interesante.

La clave está en no modificar en exceso la proporción de los ingredientes principales, ya que es esa relación equilibrada la que garantiza que la galleta quede extra crujiente.

Una vez frías, las galletas deben guardarse en recipientes herméticos o en bolsas de plástico para mantener la textura durante varios días. La exposición al aire puede ablandarlas rápidamente. Si se almacenan correctamente, conservarán el punto crujiente desde el primer día hasta el último.

Por último, colocarlas en capas separadas con papel de horno entre ellas evita que se rompan o se deformen al apilarlas. Este detalle simple contribuye a prolongar el efecto crujiente.