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Enfado monumental en esta parte de España: necesitas el DNI para tirar la basura

DNI para tirar la basura
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Con la llegada de los denominados «contenedores inteligentes» a algunas regiones de España, se requiere el DNI para algo tan cotidiano como tirar la basura. Éste nuevo modelo, basado en restricciones horarias y un calendario específico para desechar cada tipo de residuo, se está implementando en varias localidades como parte de un esfuerzo por mejorar la eficiencia en la gestión de residuos. Sin embargo, lejos de generar consenso, ha generado un gran debate.

Provincias como Gerona, Navarra o Barcelona están liderando la implantación de este sistema, que combina tecnología y regulación para fomentar el reciclaje y reducir el impacto ambiental. Pero la experiencia está resultando mucho más compleja de lo previsto. Entre fallos técnicos, acumulación de basura en las calles y una creciente sensación de vigilancia, numerosos vecinos han alzado la voz contra lo que muchos ven como un control excesivo.

Lugares donde necesitas el DNI para tirar la basura

El nuevo modelo de recogida de residuos que se está implantando exige a los ciudadanos el uso de una tarjeta identificativa personal (algo así como un «DNI de la basura») para poder abrir los contenedores. Este sistema permite a los ayuntamientos controlar quién tira qué y cuándo, estableciendo además franjas horarias muy precisas en las que se puede utilizar cada contenedor. Por ejemplo, en el caso de Gerona, los contenedores sólo se pueden abrir entre las 7:00 y las 22:00 horas.

Además, los residuos están organizados según un calendario semanal. No todos los días se puede tirar el mismo tipo de basura. Los lunes, por ejemplo, están reservados para vidrio y productos sanitarios; los martes, para residuos orgánicos; y así sucesivamente.

Este modelo de recogida no ha dejado indiferente a nadie. Por un lado, los ayuntamientos que lo promueven lo defienden como una solución moderna y eficaz para impulsar el reciclaje, reducir la generación de residuos y optimizar los recursos públicos. Aseguran que el sistema permite identificar malas prácticas, mejorar las tasas de separación de residuos y, a medio plazo, ahorrar dinero y reducir el impacto ambiental.

Sin embargo, muchos ciudadanos no lo ven con buenos ojos. En lugares donde ya se ha implementado el sistema, las redes sociales se han llenado de críticas y testimonios que reflejan una mezcla de frustración, incomodidad e indignación. Algunos denuncian fallos recurrentes a la hora de abrir los contenedores, lo que ha llevado a que muchas personas, ante la imposibilidad de tirar su basura, acaben dejándola en el suelo.

Fallos técnicos y malestar ciudadano

El Ayuntamiento de Gerona ha reconocido en su web la existencia de fallos técnicos en los contenedores inteligentes, aunque insiste en que se están corrigiendo poco a poco. Sin embargo, para muchos vecinos, estos errores son sólo la punta del iceberg. Lo que más preocupa a buena parte de la ciudadanía es la sensación de pérdida de libertad y el aumento del control.

En una sociedad cada vez más digitalizada, donde muchas acciones cotidianas ya están monitorizadas, el hecho de necesitar el DNI para tirar la basura ha generado un profundo malestar. En plataformas como X (antes Twitter), un simple tuit criticando este sistema llegó a superar las 170.000 visualizaciones, convirtiéndose en una suerte de símbolo de la desafección popular ante lo que algunos consideran una medida intrusiva e innecesaria.

El precedente de Navarra

La primera comunidad autónoma en probar este sistema fue Navarra, que inició el proyecto en otoño de 2021. Posteriormente, Gerona lo adoptó a finales de 2024 en 20 barrios como parte de una prueba piloto. El Ayuntamiento de Barcelona ya ha empezado a estudiar su aplicación en toda la ciudad, mientras que en Tarrasa se prevé su implantación en el segundo semestre de 2025.

También el País Vasco se ha sumado a la implementación de los contenedores inteligentes, siguiendo la estela de comunidades como Navarra o Cataluña. Algunas localidades vascas han comenzado a instalar estos dispositivos que exigen identificación mediante tarjeta para poder depositar residuos. Al igual que en otras regiones, esta medida ha generado opiniones divididas entre los vecinos, que valoran la intención ecológica, pero critican las limitaciones y fallos técnicos del sistema.

Este tipo de tecnología aplicada a la gestión de residuos no es exclusiva de España. En otros países europeos se han probado modelos similares, con resultados mixtos. Algunos estudios sugieren mejoras en las tasas de reciclaje, pero también advierten del riesgo de exclusión o complicaciones para personas mayores, con dificultades tecnológicas o que simplemente no comprenden bien cómo funciona el sistema.

La llegada de los contenedores inteligentes plantea una pregunta clave: ¿estamos ante un avance en sostenibilidad o ante un retroceso en libertades individuales? Como en muchos procesos de modernización, el equilibrio entre eficiencia, privacidad y usabilidad será fundamental. Mientras tanto, el debate sigue abierto, y lo que para algunos es un paso necesario hacia un futuro más verde, para otros representa una forma más de control encubierto.

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