Adiós a las manchas amarillas del colchón: el truco fácil con el que quedará como el primer día
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Mantener el colchón limpio es una de esas tareas del hogar que muchas veces pasamos por alto, pero que afecta directamente a nuestra salud y bienestar. Pasamos buena parte de nuestra vida sobre la cama, y aunque cambiemos las sábanas con regularidad, el colchón en sí va acumulando suciedad, bacterias, ácaros y manchas con el paso del tiempo. Por eso, realizar una limpieza en profundidad de forma periódica es fundamental para eliminar las manchas amarillas del colchón y disfrutar de un sueño de calidad.
Precisamente, uno de los problemas más comunes que presenta el colchón son esas manchas amarillas que aparecen con los años, producto del sudor, humedad y el contacto continuo con el cuerpo. Por suerte, existe un remedio casero que permite eliminarlas de manera rápida y sencilla: el bicarbonato de sodio, ya que tiene propiedades limpiadoras, desodorantes y antibacterianas. Si quieres potenciar aún más los efectos del bicarbonato y dejar un aroma muy agradable, puedes añadir unas gotas de aceite esencial (como lavanda, árbol de té o eucalipto) al bicarbonato antes de espolvorearlo.
Cómo eliminar las manchas amarillas del colchón
Antes de comenzar con la limpieza es necesario despejar completamente la cama. Aprovecha para lavar toda la ropa de cama con agua caliente si es posible, ya que esto también ayuda a eliminar bacterias y ácaros.
Una vez que el colchón esté completamente libre, pasa una aspiradora por toda la superficie para eliminar el polvo, las pelusas o los restos de suciedad superficial. No olvides los bordes y las esquinas, donde tiende a acumularse la mayor parte de los residuos.
Ahora que el colchón está limpio por fuera, es momento de centrarse en las manchas amarillas que se suelen concentrar en zonas de mayor contacto corporal. Para ello, mezcla agua tibia con un poco de jabón neutro o detergente suave.
Con una bayeta o un paño limpio ligeramente humedecido en esta mezcla, frota con movimientos circulares. No empapes el colchón, sólo humedécelo lo justo para poder limpiar la superficie. Después, utiliza otro trapo limpio y húmedo con agua para retirar cualquier resto de jabón.
Una vez que la superficie ya esté libre de suciedad visible y no demasiado húmeda, llega el momento de usar el bicarbonato de sodio. Espolvorea una cantidad generosa de bicarbonato sobre toda la superficie del colchón. Puedes ayudarte de un colador para repartirlo de forma más uniforme.
Este producto tiene la capacidad de absorber la humedad restante, eliminar olores y neutralizar bacterias. Lo ideal es dejar actuar el bicarbonato durante al menos cinco horas. Si puedes, déjalo todo un día. Durante este tiempo, asegúrate de que la habitación esté bien ventilada para potenciar el efecto del bicarbonato.
Pasado el tiempo de reposo, es momento de retirarlo. Lo más rápido y eficaz es hacerlo con una aspiradora, ya que así te aseguras de eliminar todos los restos. Si no tienes aspiradora, también puedes usar un cepillo de cerdas suaves o un trapo seco, aunque te llevará un poco más de tiempo. Notarás inmediatamente la diferencia: el colchón estará más fresco, sin malos olores y con menos manchas visibles.
El bicarbonato no sólo ayuda a eliminar las manchas amarillas del colchón, sino que también cumple una función desinfectante y desodorante. Es perfecto para hogares con niños pequeños, mascotas o personas alérgicas, ya que reduce considerablemente la presencia de ácaros y otros microorganismos que pueden afectar la salud respiratoria.
Aunque no lo parezca, el colchón es uno de los elementos del hogar que más suciedad acumula a lo largo del tiempo. Por eso, se recomienda hacer una limpieza en profundidad al menos dos veces al año. Si vives en una zona muy húmeda o sufres de alergias, podrías repetir este proceso cada tres o cuatro meses. Además, no olvides darle la vuelta cada pocos meses para asegurar un desgaste uniforme y prevenir hundimientos en zonas concretas.
Otros usos del bicarbonato de sodio
El bicarbonato de sodio es un producto versátil y económico que tiene múltiples usos en el hogar. Gracias a sus propiedades abrasivas suaves, desodorizantes y alcalinas, es un aliado ideal para la limpieza, la higiene y hasta la cocina.
- Uno de sus usos más comunes es como limpiador natural. Mezclado con agua, forma una pasta que se puede utilizar para limpiar superficies como fregaderos, hornos y baños. También ayuda a eliminar manchas difíciles de tazas, platos o utensilios de cocina. Además, se puede utilizar para desatascar desagües si se combina con vinagre, generando una efervescencia que ayuda a descomponer residuos.
- En cuanto a la desodorización, el bicarbonato es eficaz para neutralizar olores. Colocar una caja abierta dentro de la nevera el armario o los zapatos, absorbe malos olores. También se puede espolvorear sobre alfombras, dejar actuar unos minutos y luego aspirar, dejando un ambiente más fresco.
En resumen, el bicarbonato de sodio es un producto indispensable en el hogar. Su uso regular puede reducir la necesidad de productos químicos agresivos y simplificar muchas tareas del día a día.