Sergio Ramírez, cervantes 2017: «No se puede hablar de cambio en Cuba, la estructura sigue intacta»
El escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, ha asegurado que, pese a la propuesta del parlamento cubano de Miguel Díaz-Canel como sucesor de Raúl Castro, «no se puede hablar de cambio por el momento».
«Con el actual sistema en Cuba, el Gobierno no es más que un asunto subalterno de estructura política, que sigue intacta. El que gobierna es el partido oficial y no el Gobierno», ha señalado en una rueda de prensa en la Biblioteca Nacional con motivo del premio.
El escritor ha hablado de la influencia política en los nuevos escritores latinoamericanos. «Siempre he pensado que la literatura en Latinoamérica está contaminada de la anormalidad política», ha apuntado.
En este sentido, ha resaltado que «el caudillismo ha resucitado» en este siglo con otras expresiones que no son políticas: el narcotráfico, la violencia o la corrupción, entre otros. «Todo esto va a las aguas de la novela y no podemos evadirnos de estos temas, porque forman parte de la realidad cotidiana», ha añadido.
Ramírez, quien ha defendido que el escritor no debe tratar en sus obras sobre «temas sociales y económicos, sino sobre seres humanos», ha mostrado su deseo de que este premio no le «alumbre sólo» a él, «sino a toda esta legión de escritores centroamericanos que están pujando por salir».
Respecto a su pasado ‘revolucionario’ —Ramírez formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)—, el autor ha reconocido que sus ideales políticos «se parecían a los literarios». «Uno siempre quiere cambiar el mundo a través de los libros», ha reconocido con humor el escritor de ‘Margarita, está linda la mar’.
«A los 16 años tomé conciencia de que vivía en una dictadura dinástica y que era una indignidad, por eso me comprometí a derrotarla. En cualquier caso, yo ya me retiré de la acción política hace 23 años, aunque no tenga nada que ver con la intocabilidad de los ideales», ha aseverado.
El último Premio Cervantes también se ha referido a la relación de su país, Nicaragua, con Venezuela. «Formaron parte de un proyecto político como la Alianza Bolivariana, que dejó una fortuna a Nicaragua. Pero ahora ya está fracasado y sólo quedan escombros por culpa de una de las marcas de este siglo XXI: la reelección indefinida de los dirigentes», ha lamentado.
El ejemplo es Rubén Darío
Además de mencionar a Cervantes y la influencia en su obra, el escritor nicaragüense ha aludido a la figura de Rubén Darío y las comparaciones que han surgido con su escritura. «Menos mal que le tengo en un plano inalcanzable, es nuestro maestro mágico y ejerció una renovación profunda de la lengua», ha aseverado.
Por su parte, el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, ha presentado al autor destacando la «relación entre literatura y poder, que es algo vivísimo en la literatura hispanoamericana», poniendo como ejemplo a Rómulo Gallegos o Mario Vargas Llosa. «El carácter y la impronta cervantina están en su obra de manera muy sutil, no mimética», ha concluido.
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