Cultura

Lo que Art Basel ha dejado

La feria de arte moderno y contemporáneo, Art Basel, acaba de celebrar su cuadragésima octava edición. Este año, la feria ha tenido una de las valoraciones más positivas de su historia. Las razones son varias: el gran volumen de ventas, la presentación por parte de relevantes galerías de obras de importancia histórica y calidad de museo con más de 4.000 artistas representados y más de 100.000 visitantes en una semana. En la feria encontramos datos curiosos como los 116 jet privados que llegaron a Basilea (Suiza) el martes, frente a los 98 que llegaron en el 2016 en toda la semana.

Lo cierto es que esta edición se puede calificar como un éxito rotundo, puesto que antes de que hubiese terminado el primer día, algunos de los dealers que asistieron en nombre de sus clientes ya habían hecho compras y ventas por valor de algunas decenas de millones de dólares, cifras que otras ferias del mismo tipo sólo sueñan con alcanzar. Las obras importantes se compran en su gran mayoría el primer o segundo día. Dealers que se mueven en nombre de algunos de los coleccionistas con más poderío dentro del mundo del arte, procedentes de Estados Unidos, Europa y, cada vez con más frecuencia, de China.

Algunos de los dealers más prestigiosos sienten que esta ha sido la mejor edición de la feria que ellos son capaces de recordar, atreviéndose a emitir expresiones como “récords” o “nunca fue mejor”. Galeristas como David Zwirner han vendido obras por valor de 40 millones de dólares en sólo dos días. Gracias a ventas como la obra de Alberto Burri ‘Sacco’, por unos 10 millones, el famoso ‘Nachtkappe I’ de Sigmar Polke, por 8 millones, o la venta de uno de los artistas que presenta la exposición en la Beyeler Foundation está en boca de todos.

Por supuesto, la galería de Zwirner no es la única que ha logrado ventas por ese valor. Lévy Gorvy exhibía una obra del ahora aún más famoso si cabe Jean Michel Basquiat, que se vendía por unos 35 millones de dólares en Hauser and Wirth junto con otras obras de artistas como Philip Guston por 15 millones de dólares y su ‘Scared Stiff’ o Piero Manzoni y su ‘Achrome’, valoradas en 15 millones y 10 millones respectivamente. Lo cierto es que, para algunos, ferias de este tipo sólo delatan la capacidad de despilfarrar de algunos, pero en realidad supone que un sector el arte, que por los paradigmas modernos de la ciencia ha sido calificado a veces de inútil, no se deja vencer por las opiniones. Resurge cada vez más fuerte delatando la importancia que ha tenido y seguirá teniendo en el día a día de la humanidad global.