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Fundación MAPFRE presenta en Madrid las exposiciones ‘Pérez Siquier’ y ‘Paolo Gasparini. Campo de imágenes’

Fundación MAPFRE ha presentado este lunes en Madrid, las exposiciones Pérez Siquier y Paolo Gasparini. Campo de imágenes, que podrán visitarse desde el 1 de junio hasta el 28 de agosto en las Salas Recoletos, en el Paseo de Recoletos, 23, Madrid.

Pérez Siquier

@Pérez Siquier

Nacido en Almería en 1930, donde residió a lo largo de toda su vida, Pérez Siquier mantuvo desde los inicios, en la década de 1950, su condición de artista que habita en una de las esquinas de España, lo que no le ha impedido plantear violentas rupturas a contracorriente con su tiempo y, a la vez, erigirse como creador de la mano de José María Artero del colectivo fotográfico más influyente de su momento, el Grupo AFAL, reunido en torno a la revista homónima.

Sin trasladarse a ninguno de los grandes centros de producción del país, Madrid y Barcelona, Pérez Siquier se convirtió en una figura fundamental de la fotografía española en contacto directo con sus congéneres, como Joan Colom, Xavier Miserachs o Ricard Terré.

Su trabajo le ha hecho merecedor de recibir el Premio Nacional de fotografía en 2003.

@Pérez Siquier

Esta exposición permite acercar la obra del fotógrafo almeriense, pieza fundamental en la creación de la modernidad fotográfica y la profesionalización del medio en España. Desde principios próximos al neorrealismo, en sus inicios y, más adelante, como pionero de la fotografía en color.

Pérez Siquier se plantea como una amplia retrospectiva que recorre sus series más señaladas, realizadas entre 1957 y 2018. El recorrido, compuesto por más de 170 fotografías, está organizado a través de siete series dispuestas cronológicamente.

@Pérez Siquier

Comienza con La Chanca y la Chanca en Color que recogen las imágenes realizas entre 1957 y 1965. Las series se adentran en este barrio almeriense dando visibilidad el carácter luchador de sus habitantes.  Las primeras fotografías son imágenes en blanco y negro cercanas al neorrealismo. Sin embargo, a partir de 1960, con una mirada más abstracta comienza su interés por el color como queda reflejado en la segunda sección de la serie.

En Informalismos se encuentran las fotografías de las paredes desconchadas de las casas y de los muros de las cuevas que Pérez Siquier tomó en 1965. Éstas constituyen el capítulo final de La Chanca.

Continúa el recorrido con una de las series más emblemáticas del almeriense, La playa, fotografías tomadas entre 1972 y 1980. En estos años Pérez Siquier trabajó de fotógrafo contratado por el Ministerio de Información y Turismo y emprendió diversos viajes a través del litoral español para obtener imágenes que serán destinadas a la promoción turística.

Algunas de ellas se expusieron en forma de carteles y folletos con el sabor de una época en la que despegó esa industria bajo la promesa de sol y playa. Junto a esas fotografías que fueron utilizadas como pantalla de la apertura económica del régimen para vender una España coloreada, Pérez Siquier tomó numerosas escenas del aspecto más carnal del nuevo turismo y su colonización de las playas desde una nueva cultura visual.

En su conjunto, La playa emana sentido del humor, un contenido de gusto surrealista, una celebración del volumen corporal y la vida que destila y una mirada fina hacia una cotidianidad distinta, basada en la relajación de las normas morales impuesta entre los bañistas.

La exposición sigue con las imágenes tomadas entre 1980 y 2002, que dan lugar a las series Trampas para incautos y Encuentros. Y finalizada con La Briseña, fotografías que sugieren un repliegue hacia el interior, un gesto muy común en fotógrafos que entran en su madurez. Del mismo modo que los coloridos exteriores de la arquitectura vernácula protagonizaban La Chanca en color seis décadas atrás, ahora ocupa el encuadre el interior de su residencia veraniega.

Paolo Gasparini

@PaoloGasparini

Paolo Gasparini (Gorizia, Italia, 1934) emigró a Caracas en 1954, siguiendo un éxodo voluntario. Allí se encontraba parte de su familia y, en concreto, su hermano Graziano, entonces ya un reputado arquitecto que le regaló su primera cámara a los diecisiete años.

Instalado en Venezuela de forma definitiva, inicia una intensa actividad como fotógrafo de construcciones arquitectónicas al tiempo que captura imágenes de los arrabales de la capital. Pronto comienza a trabajar para proyectos de la Unesco, en paralelo a su obra más personal, que desarrolla en Venezuela y Cuba. Fruto de este trabajo, se publica en México el libro Para verte mejor, América Latina (1972), considerado como uno de los fotolibros más emblemáticos de la historia.  En las dos últimas décadas ha viajado intensamente por Europa y América Latina completando series sobre temas abiertos anteriormente al tiempo que ha realizado numerosas exposiciones en torno a sus fotografías y sobre sus libros, unos veinte publicados hasta la fecha.

Paolo Gasparini es el fotógrafo que mejor ha retratado las tensiones y contradicciones culturales de América Latina. Sus imágenes transmiten la dura realidad social que ha enfrentado una región cuya autenticidad cultural es incuestionable y en donde pasado y tradición local dialogan con una torpe modernidad impuesta. Gasparini crea una obra con un lenguaje visual propio que parece manifestar siempre una crítica a la sociedad de consumo, al tiempo que revela una cierta obsesión por el modo que tiene el marketing y la publicidad de seducirnos.

@PaoloGasparini

Sus obras permiten comprender no solo las diferencias entre Europa y el continente latinoamericano, sino las diversidades que ofrece este último, desde México hasta el sur de los Andes. Como señala la comisaria de la muestra, María Wills: “Las fotografías de Gasparini reflexionan sobre los efectos de décadas de migraciones políticas en los siglos XX y XXI: de europeos a América, como causa de la Segunda Guerra Mundial, de cubanos a España y Estados Unidos, de ecuatorianos a España y, más recientemente, del éxodo masivo de venezolanos a Colombia. Generaciones y generaciones marcadas por exilios voluntarios y forzados no pueden sino hacernos pensar sobre la ambivalencia de la identidad”.

El recorrido expositivo está dividido en dieciséis secciones que recogen los proyectos más relevantes del artista a lo largo de más de seis décadas de trabajo, y hace hincapié en sus fotolibros, que el artista reconoce como un medio de expresión equiparable, en importancia, a sus fotografías.