Cultura

El clásico ‘Yerma’ de Lorca estará en los Teatros del Canal de Madrid hasta el 7 de febrero

La compañía Guindalera vuelve a pisar las tablas de los Teatros del Canal esta temporada con dos producciones: Yerma El curandero. La última vez que visitó este teatro fue con Tres hermanas, en enero de 2016, y anteriormente había presentado un programa doble, en las navidades de 2011/12, con La larga cena de Navidad Odio a Hamlet.

Para su vuelta a los Teatros del Canal, el director de la agrupación, Juan Pastor, ha elegido uno de los grandes textos del teatro universal: Yerma, que estará en la Sala Negra entre el 3 y el 7 de febrero, y que fue el montaje que cerró el ciclo de 16 años del Teatro Guindalera y el que inicia una nueva etapa, fuera de su propia sala, de la compañía Guindalera como compañía de repertorio, bajo la dirección de María Pastor y rescatando alguno de los mejores títulos de la extinta sala.

El músico Pedro Ojesto, pianista y compositor, experto en flamenco y jazz, entre otros estilos, ha compuesto la música original para esta producción que no localiza la acción en ningún lugar ni época concretos (excepto un pequeño toque de tragedia griega en el vestuario), sino que va a la esencia que plantea la obra de Lorca. La puesta en escena, sobria, estilizada, luminosa y pura, usa como base el texto de este autor universal respetando el texto original, palabra a palabra, pero desde una mirada actual que nos permite reflexionar sobre cómo se enfrentan las mujeres de hoy en día a los conflictos planteados por Lorca hace casi 100 años.

Así, un elenco de actrices y actores cuenta al público cómo era el comportamiento de sus antepasados, del que somos herederos. ¿Hay aún en nuestra época un eco de aquellas normas rígidas que generaban autocensura y falta de libertad? Esas normas son las que  llevan a Yerma, en un acto de rebeldía, a convertirse en un personaje trágico, capaz de acciones monstruosas. ¿Qué salida encuentra Yerma a estas leyes impuestas?

«No hay cosa más hermosa en este mundo que proporcionar vida. La maternidad es algo maravilloso. Pero más allá del puro instinto, ¿existen condicionamientos sociales para desempeñar ese rol, el de madre, en nuestra sociedad actual? En la sociedad de nuestros abuelos, la mujer casada debía ser madre por imperativo social. Su rol estaba totalmente restringido a la función reproductiva, y las relaciones entre géneros eran consecuencia de esa función. Su única obligación social era tener hijos y cuidarlos», explica el director.

Por ello, detalla Pastor, «Yerma acepta esas normas, pero sufre sus consecuencias. ¿Parte de nuestra sociedad está condicionada por aquel tiempo? ¿Imperativo social, instinto? En la versión, un grupo de actrices y actores cuenta al público cómo era el comportamiento de sus antepasados (del que somos herederos) en una sociedad machista. ¿Hay un eco de aquellas normas rígidas que generaban autocensura y falta de libertad?»

Sobre el Teatro, Espacio y Compañía Guindalera

Entre 2003 y 2019, Guindalera fue siempre un lugar para descubrir algo de nosotros mismos, un lugar de encuentro para el sosiego del alma humana, un estímulo o acicate ante un mundo a veces duro y hostil, un espacio que se visitaba para escuchar verdades a través de la ficción, un sitio donde los sueños eran intencionados y compartidos en un acto de voluntad colectiva al que se acudía posiblemente por una necesidad espiritual, lúdica o vital para el ser humano, cada vez más extrañado ante el misterio de la vida y la complejidad del alma humana.

Siempre puso en marcha proyectos teatrales con temas que podían interesar a nuestra sociedad actual, pero con un sello propio. Textos clásicos o de autores contemporáneos, pero textos sólidos con una visión actualizada. Yerma se ajustó a esas exigencias en 2019, año del movimiento Me too.