Surtsey, la isla más joven del mundo
Surtsey es la isla más joven del mundo, y tal vez la primera en desaparecer
Surtsey no solo es la isla más joven del mundo, también podría ser de las primeras en desaparecer en los próximos años. Es decir, que estamos hablando de un pequeño islote de vida efímera por sus singulares condiciones, su origen y su inquietante futuro.
Esta isla todavía se considera virgen, ya que pocos investigadores tienen capacidad de entrar. Así pues, es difícil investigarla, máxime cuando sabemos que tiene una edad de solo 55 y años y podría desaparecer de aquí en unos 80 más.
Por qué es tan peculiar la isla de Surtsey
¿Qué hace que esta isla sea tan singular? En primer lugar, su origen. Surgida en 1963 tras las erupciones volcánicas que ocurrieron en Islandia, se considera como el trozo de tierra más joven del mundo de cuantos se conocen hoy en día, y solo fue descubierta poco después de estos fenómenos debido a las rocas hirviendo que la hicieron emerger hace 55 años.
En la mitología nórdica, la deidad dedicada al fuego es Surt, más conocido gracias a los cómics Marvel como Surtur, enemigo de Thor. Así pues, dada su ubicación y su origen, se creyó que este podía ser un buen nombre para el trozo de tierra recién descubierto.
Sin embargo, es una isla totalmente virgen, y es que el ser humano prácticamente no la ha podido tocar. No obstante, ha sido un banco de pruebas excelente, ya que ha desarrollado un ecosistema propio surgido desde cero hace poco más de medio siglo.
No tiene la ciencia muchas opciones para estudiar ecosistemas nacidos desde cero, por eso contemplar Surtsey es una oportunidad única, ya que un gran número de procesos biológicos se han desarrollado aquí, desde los primeros rastros de vida vegetal surgidos hasta la llegada de insectos y aves.
Obviamente, este es un banco de pruebas demasiado importante para que sea destruido por el ser humano. De ahí que el gobierno islandés decidiese restringir la entrada, y de ahí que solo los investigadores que logran los complejos permisos pueden acceder a estudiar el lugar.
Aun así, el acceso es igualmente muy restringido, ya que no se puede entrar con nada que contenga muestras animales u orgánicas, ni mucho menos con químicos o semillas que puedan alterar su desarrollo natural y su ecosistema.
Tanto la comunidad científica como las autoridades islandesas cuidan mucho que Surtsey no sea contaminada bajo ningún concepto. Y es que, este ‘chollo’ para la ciencia no durará mucho, ya que las olas árticas y los vientos están haciendo que disminuya su extensión, que ya apenas supera los dos kilómetros cuadrados y que podría reducirse a cero de aquí al año 2100.
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