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El misterio del sonido: ¿cómo percibimos la música?

El misterio del sonido y nuestra percepción de la música es un tema que abarca la ciencia, el arte y la emoción.

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  • Francisco María
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El sonido es una experiencia enigmática que corresponde a un fenómeno físico, pero tiene el poder de tocar la mente y el corazón de los seres humanos. Esto se hace especialmente palpable en la música, un arte que existe desde tiempos inmemoriales y que siempre cautiva. El proceso de percepción del sonido comienza en el oído, que se divide en tres partes: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Las vibraciones sonoras entran por el oído externo, donde son canalizadas hacia el tímpano en el oído medio.

La música ofrece una experiencia muy particular. Se capta con el oído, pero al mismo tiempo, emociona, evoca e incluso transforma. Es capaz de capturar por completo la atención y la imaginación. Por eso, cabe preguntarse: ¿Cómo percibimos los sonidos musicales y por qué tienen un impacto tan profundo en nuestras emociones y comportamientos?

La percepción musical

La relación entre la música y la mente humana ha sido objeto de fascinación para filósofos y científicos durante siglos. En la Antigüedad clásica Platón llegó a afirmar que la juventud debía formarse básicamente enfocada a dos áreas: gimnasia y música. Esta última la entendía como arte en general.

La psicología de la música solo comenzó a desarrollarse hasta finales del siglo XIX y principios del XX.  Desde entonces, hasta ahora, se ha investigado a fondo cómo los seres humanos perciben y procesan los elementos musicales, como el tono, el ritmo, el timbre y la armonía.

Las investigaciones han mostrado que cuando escuchamos música nuestro cerebro organiza y procesa estos componentes de una manera compleja y subjetiva. Lo que cada persona considera música “agradable” o “desagradable” depende de factores culturales, individuales y sociales.

Emociones y cognición

Los estudios han señalado que la música desencadena una gran cantidad de emociones en las personas. Esto se debe a que activa áreas del cerebro relacionadas con las recompensas y el placer, de manera similar a lo que ocurre con actividades como comer o tener relaciones sexuales.

La conexión entre música y emoción es profunda. Hay investigaciones en neurociencia en las que se demuestra que escuchar ciertos sonidos puede activar regiones cerebrales específicas asociadas con el procesamiento emocional. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando escuchamos una canción triste y eso nos provoca nostalgia.

De igual manera, se ha demostrado que la música influye en el desarrollo cognitivo, especialmente en los niños. La educación musical puede mejorar habilidades cognitivas, como la memoria, la atención, y las destrezas espaciales.

Así mismo, la práctica musical a edades tempranas suele tener efectos a largo plazo en el cerebro. Se ha establecido que ayuda a los niños a desarrollar una mayor capacidad de concentración, memoria y razonamiento lógico.

Bienestar psicológico

La música también juega un papel importante en la formación de la identidad individual y colectiva. Las preferencias musicales están estrechamente vinculadas a nuestro sentido de quiénes somos y cómo nos relacionamos con los demás. A esto se suma que la música tiene el poder para unir a las personas, creando una sensación de comunidad y pertenencia.

Es por eso que la mayoría de las personas tienen un disfrute especial cuando van a un concierto en vivo. No se trata solamente de escuchar la música en sí, sino que hacerlo en compañía de personas con gustos musicales similares le agrega una dosis de emoción a la experiencia.

Otro aspecto interesante es que la música tiene un impacto importante en la salud mental. Tan es así, que actualmente se ha vuelto muy popular una disciplina conocida como “musicoterapia”. Esta es una práctica clínica que emplea la música en el tratamiento de diversos trastornos emocionales y mentales.

Qué viva la música

Se ha comprobado que la música ofrece consuelo a los que sufren y aumenta la alegría de quienes están felices. Durante la Primera Guerra Mundial, los bandos en contienda hicieron una tregua en Navidad, solo para cantar el villancico “Noche de paz”.

La música ayuda a expresar las emociones, lo cual es una excelente vía para procesar experiencias difíciles. Así mismo, se ha probado que escuchar o crear música puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Por eso, ¡qué viva la música!

La intencionalidad del compositor

Además de la biología y la psicología, la música también está impregnada de intencionalidad. Los compositores utilizan diversas técnicas para transmitir emociones y contar historias a través de su música. Elementos como la progresión de acordes, el uso de escalas y la dinámica son herramientas en manos de los músicos para crear un viaje auditivo que puede resonar con la experiencia humana universal.

Conclusión

Desde las vibraciones que entran en nuestros oídos hasta las profundas reacciones que experimentamos, la música sigue siendo un fenómeno fascinante que nos conecta a todos. La próxima vez que escuches una melodía, recuerda que detrás de cada nota hay un complejo entramado de ciencia y emoción que hace posible que la música resuene en tu corazón y mente.

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