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Los geólogos no dan crédito: un estudio dice que los terremotos podrían generar pepitas de oro a través del cuarzo

La formación de pepitas de oro en vetas de cuarzo, aunque no lo parezca, ha sido un asunto discutido durante décadas, especialmente porque estos depósitos no siempre siguen patrones uniformes. En muchos yacimientos, el oro parece concentrarse en puntos específicos, una característica que no se explica fácilmente mediante los modelos hidrotermales más extendidos.

La comunidad científica ha buscado alternativas que permitan comprender cómo los fluidos enriquecidos en metales terminan creando acumulaciones discretas en zonas sometidas a tensiones sísmicas. En este contexto, un equipo internacional recurrió en el año 2024 a experimentos de laboratorio para analizar la respuesta del cuarzo ante esfuerzos de origen tectónico.

¿Cómo los sismos podrían favorecer la aparición de pepitas de oro?

Los autores del estudio mencionado, publicado en Nature Geoscience, elaboraron un modelo que vincula la tensión piezoeléctrica generada por el cuarzo durante un terremoto con la formación de pepitas de oro.

Cabe aclarar que el cuarzo es un mineral capaz de producir un campo eléctrico cuando se somete a esfuerzos geológicos repentinos. Estas condiciones suelen darse en regiones donde las fallas activas permiten la circulación de fluidos que transportan oro disuelto desde zonas profundas de la corteza.

El trabajo sostiene que cuando un paquete de ondas sísmicas atraviesa una veta rica en cuarzo, el mineral puede generar un voltaje suficiente para alterar la distribución del oro contenido en los fluidos.

El oro tiende a precipitar en puntos donde encuentra superficies que facilitan la nucleación, y ahí es donde el campo eléctrico piezoeléctrico podría jugar un papel determinante. Este mecanismo explicaría por qué las acumulaciones no se distribuyen de manera homogénea, sino que aparecen concentradas.

La hipótesis también concuerda con la observación geológica de que muchos de los mayores depósitos orogénicos muestran episodios repetidos de fracturación y circulación hidrotermal. Cada terremoto no solo fractura la roca, sino que además reactiva el proceso de transporte y precipitación, permitiendo que las pepitas de oro aumenten de tamaño.

¿Cómo funciona la piezoelectricidad del cuarzo y la deposición de pepitas de oro?

El equipo de la Universidad Monash (Australia) llevó adelante un experimento en el que sumergió cristales de cuarzo en un fluido que contenía oro disuelto.

A continuación, reprodujo ondas sísmicas para inducir tensiones rápidas en los cristales. Esa tensión generó un voltaje piezoeléctrico capaz de desencadenar la deposición de oro en la superficie del cuarzo, formando nanopartículas.

Según los investigadores, estas nanopartículas podrían ser el punto de partida para la creación de pepitas de oro más grandes. La propia presencia de oro adherido actúa como un electrodo donde se deposita más metal en eventos posteriores.

Uno de los autores explicó: «El oro disuelto en solución tenderá a depositarse preferentemente sobre granos de oro preexistentes». Esta dinámica sugiere que las pepitas de oro crecen mediante un proceso acumulativo, vinculado a episodios sísmicos sucesivos.

La repetición de los terremotos facilita nuevas fases de deposición. En cada ciclo, el cuarzo sometido a tensión genera una carga adicional que reorganiza el oro disuelto, permitiendo la consolidación de estructuras metálicas interconectadas. Con el tiempo, estas acumulaciones dan lugar a los grandes fragmentos que suelen encontrarse en vetas de cuarcita fracturada.

Formación repetida y crecimiento de oro en vetas sísmicas

Los investigadores identificaron dos claves para comprender la concentración del oro en vetas activas: la naturaleza piezoeléctrica del cuarzo y el carácter orogénico de los depósitos donde aparecen las mayores pepitas de oro. Los terremotos no solo abren nuevas vías para los fluidos, sino que también inducen tensiones capaces de activar el mineral.

Este escenario crea un ciclo geológico que puede extenderse durante miles de años. Los fluidos hidrotermales ascienden a través de las fracturas, transportando pequeñas cantidades de oro que terminan adhiriéndose a cristales o superficies ya metalizadas.

Cada sismo genera nuevas condiciones eléctricas que promueven la acumulación. Con el paso del tiempo, las pepitas de oro pueden alcanzar tamaños significativos, tal como se ha registrado en depósitos orogénicos de diferentes regiones del planeta.

Los experimentos de laboratorio confirmaron que el voltaje piezoeléctrico del cuarzo es suficiente para precipitar oro desde soluciones acuosas. Además, comprobaron que la solidificación del metal se concentra alrededor de oro preexistente, reforzando el mecanismo acumulativo.

Esta evidencia respalda la idea de que los depósitos más voluminosos son el resultado de múltiples eventos sísmicos interconectados.

Implicaciones científicas de este hallazgo

Uno de los aspectos más comentados del estudio realizado en 2024 es su posibilidad de recrear pepitas de oro en condiciones controladas. Los autores explicaron: «No es alquimia; se necesita oro disuelto y condiciones para que pase de un estado líquido a adherirse a una superficie».

Aunque el procedimiento no implica generar oro desde cero, sí abre la puerta a entender mejor sus transiciones dentro del ciclo geológico.

Lamentablemente (para los entusiastas) el estudio no ofrece una herramienta directa para localizar yacimientos con pepitas de oro. La detección de señales piezoeléctricas permite identificar vetas de cuarzo, pero no confirma la presencia de metal en su interior.