Escaleras de Bramante: el secreto matemático que esconden
Aunque las escaleras de Bramante no son propiamente un término científico, sí que se esconde tras de ellas un estudio singular de las matemáticas.
Encontramos escaleras de Bramante en el Vaticano. Básicamente son escaleras de caracol que forman una espiral, solo que en el caso de la ciudad romana dicha espiral es de oro y se basa en la sucesión de Fibonacci.
En este caso, las escaleras de Bramante se deben a su diseñador original, Donato d’Angelo Bramante, un artista que vivió en el siglo XVI y que inventó su peculiar scala de Bramante. No obstante, su obra más célebre, la del Vaticano, no está abierta al público.
Pero también en este singular lugar lleno de belleza se encuentran las matemáticas. Y es que esta ciencia nos acompaña allá donde vayamos, porque en realidad, el mundo y el universo es la perfección matemática.
En las escaleras de Bramante vaticanas encontramos una doble hélice enrollada que produce un singular efecto, el de infinito. ¿Cómo se logra? Muy sencillo, porque realmente no es una sola escalera, sino dos enroscadas la una en la otra. Gracias a ello, una se usa para bajar y otra para subir, y esta doble hélice muestra un tronco invertido y cónico de base ovalada o elíptica.
La matemática y las escaleras de Bramante
Según los especialistas, en estas escaleras existe una íntima relación entre el número del oro, que es la letra phi en el alfabeto griego. Sin duda, un número enigmático que atrae a muchos estudiosos.
Desde finales del siglo XII matemáticos como Leonardo de Pisa estudiaron el problema teórico de este número. Para este investigador, que trataba de dilucidar los misterios usando la cría de conejos, la conclusión era una fórmula tal que: Fn=(FN-1)+(Fn-2).
El matemático obtenía cada número de la suma de los dos anteriores. Así fue como realizaba una sucesión como: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13… Esta es la famosa sucesión de Fibonacci. Luego, al dividir cada número de la sucesión y el anterior, el cociente se va aproximando progresivamente a 1,618034, es decir, el número áureo o del oro.
Estamos obteniendo un número irracional que posee infinitos decimales. Sin embargo, es el que explica las proporciones que existen en las escaleras de caracol, como la de Bramante. Igualmente sirven para explicar proporciones en semillas de girasol, conchas marinas, etc.
En un rectángulo con lados que midan dos de los números de Fibonacci donde luego es descompuesto uno de los lados siguiendo la serie numérica, después dibujar una espiral que pase por los vértices permitirá obtener la espiral dorada. Se logran proporciones agradables que parecen naturales. Ahí está el secreto matemático.
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