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La ciencia explica por qué el lobo no es el mejor amigo del hombre

Algunos estudios científicos han llegado a la conclusión de que los perros aman a los humanos. Sin embargo, pese a su origen lobuno, el lobo no es el mejor amigo del hombre, de hecho, está lejos de serlo. Veamos cómo se ha llegado a esta conclusión.

Las teorías sobre el origen de los perros implican que son una especie creada por el hombre debido a ciertas necesidades y cuyos ancestros son los lobos. Sin embargo, sigue habiendo muchas diferencias entre ambos, pues compararlos podría equipararse a comparar hombres con primates.

Ahora, a tenor de un nuevo estudio que ha sido publicado en la revista Current Biology, podemos entender un poco mejor la dificultad para adiestrar a un lobo que, en muy pocos casos, casi ninguno, podría llegar a convertirse en una mascota eficaz.

Según las conclusiones del trabajo, el principal beneficio de los caninos es su capacidad comunicativa, realmente elevada, capaz incluso de superar a la de los chimpancés, de ahí que se adiestren con tanta facilidad y que se puedan adaptar a las condiciones de vida humanas.

El lobo no es el mejor amigo del hombre, solo el perro

Pese a la cercanía biológica entre perros y lobos, solo el can es capaz de comunicarse con los humanos debido a sus gestos. Ellos entienden buena parte de nuestros símbolos. Por ejemplo, cuando señalamos algo con un dedo, saben perfectamente dónde tienen que atender.

Además, la capacidad adaptativa de los perros también facilita su comunicación. Rápidamente conocen a su dueño, entienden cuál es su zona para vivir y aceptan perfectamente las condiciones que les tocan.

A todas estas conclusiones llegó el estudio antes citado en el que se experimentó con lobos y perros para comprobar si los lobunos eran capaces de comunicarse con humanos de la misma manera en que lo hacían sus parientes caninos.

Sin embargo, a pesar de que se puede socializar a un lobo en ciertos aspectos, es muy difícil que alcancen el rendimiento de los perros. En el experimento, se intentó que los lobunos encontrasen comida siguiendo indicaciones humanas, pero su eficiencia era muy inferior a la canina.

Un lobo que mira a un humano durante un tiempo corto no es capaz de interpretar el gesto, es por ello que su rendimiento a la hora de recibir órdenes es muy inferior. Sin embargo, un perro sí que sabe encontrar diferencias específicas en nuestro rostro y expresión, de ahí que sean tan eficientes para comprender nuestras órdenes.