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Bombazo en la vulcanología: los expertos de la NASA descubren que los árboles podrían predecir erupciones

La predicción de fenómenos volcánicos sigue siendo uno de los campos más complejos dentro de la geociencia. Los volcanes no presentan patrones fijos y, en muchos casos, las señales de alerta aparecen con escasa antelación. Las herramientas habituales de hoy en día para predecir erupciones tienen limitaciones y no garantizan una anticipación efectiva.

Por este motivo, en los últimos años se impulsaron investigaciones que integran tecnología espacial con indicadores medioambientales. Estas combinaciones buscan optimizar los sistemas actuales para predecir erupciones. En este contexto, un hallazgo sorprendió a todos: los árboles podrían ser clave para la predicción de estos fenómenos. 

¿Por qué científicos de la NASA creen que los árboles podrían predecir erupciones?

Una colaboración entre la NASA y el Instituto Smithsonian detectó un patrón inusual: los árboles situados cerca de volcanes activos muestran cambios fisiológicos antes de que se produzca una erupción. Este comportamiento vegetal podría utilizarse para predecir erupciones sin necesidad de instalar sensores en el terreno ni poner en riesgo al personal técnico.

La explicación es la siguiente: cuando el magma asciende bajo la superficie, libera dióxido de carbono (CO₂). Este gas sube a través de fisuras hasta llegar a las raíces de las plantas.

En respuesta, muchos árboles absorben este CO₂ adicional, como si fuese un fertilizante natural, y generan hojas más verdes y densas. Lo relevante es que estos cambios se pueden detectar desde el espacio mediante satélites equipados con sensores ópticos.

El índice NDVI (Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada) permite medir la reflectancia de la luz en las copas arbóreas. Un aumento súbito de este valor indica un estado de salud inusual en la vegetación.

Si se produce en zonas cercanas a volcanes activos, podría interpretarse como una señal anticipada de actividad subterránea, abriendo una nueva vía para predecir erupciones. Para ahondar en detalles, el hallazgo fue publicado en un comunicado de la propia NASA.

Satélites, árboles y gases: la nueva fórmula de predicción de volcanes

Las misiones satelitales Landsat 8 y Sentinel-2 fueron esenciales para validar esta hipótesis. Las imágenes captadas entre 2011 y 2018 en torno al volcán Etna (Italia) mostraron 16 picos de verdor inusuales. Todos coincidieron con registros de aumento de dióxido de carbono y movimientos de magma.

Una misión reciente, AVUELO (Airborne Validation Unified Experiment: Land to Ocean), coordinada por la NASA en 2025, reforzó estos datos. En Panamá y Costa Rica, los equipos compararon imágenes satelitales con mediciones directas en la vegetación.

Los resultados confirmaron que los árboles en zonas volcánicas activas reflejan cambios claros que pueden utilizarse para predecir erupciones.

Este método permite ampliar la vigilancia a zonas donde instalar sensores terrestres es difícil o inviable. También representa una ventaja en términos económicos, ya que reutiliza infraestructuras espaciales existentes. Además, ofrece cobertura continua las 24 horas, sin necesidad de intervención humana directa en entornos peligrosos.

Obstáculos y limitaciones de este método para predecir erupciones

La realidad es que no todos los volcanes están rodeados de bosques. En regiones con escasa vegetación, este enfoque resulta inaplicable. Además, las especies arbóreas no responden de forma uniforme al aumento de CO₂. Algunos árboles pueden mostrar cambios sutiles, mientras que otros no reaccionan en absoluto.

A esto se suman factores externos que pueden distorsionar los datos: enfermedades, incendios forestales o condiciones meteorológicas extremas también afectan el color y densidad de las hojas. Estas interferencias obligan a complementar este método con otros indicadores tradicionales para evitar falsas alarmas.

Pese a estos retos, el uso de vegetación como sistema de detección temprana representa un avance importante en zonas remotas o con poca cobertura instrumental.

La posibilidad de utilizar elementos naturales como indicadores indirectos ofrece un nuevo marco para analizar el comportamiento volcánico y predecir erupciones con mayor antelación.