Ciencia
Una investigación de la NASA con dos hermanos gemelos como protagonistas

Pasar un año en el espacio produce cambios irreversibles en el ADN

De todos es conocido que mantenerse en órbita durante un periodo largo de tiempo puede ocasionar cambios corporales en los astronautas. La presión, la falta de gravedad, la rutina… Existen muchas factores que afectan a uno profesionales que tienen que mostrarse preparados ante cualquier adversidad. Sin embargo, nunca se había comprobado que esta práctica pudiera alterar el mismísimo ADN de los seres humanos. Al menos así lo han asegurado desde la NASA con un experimento denominado Twin Study en el que Scott y Mark Kelly son los auténticos protagonistas ¡No te lo pierdas!

El espacio no perdona

Los cambios físicos pueden apreciarse a simple vista

Después de un año viviendo en la Estación Espacial Internacional, el reputado astronauta Scott Kelly ha vuelto a casa sano y salvo. Sin embargo, pueden apreciarse los numerosos cambios que ha experimentado el estadounidense en todo su cuerpo. Cabe destacar que esta misión ha formado parte de un proyecto secundario llamado Twin Study, una investigación en la que se ha buscado realizar una comparación entre dos hermanos gemelos: Scott Kelly y Mark Kelly.

Los cambios en el ADN después de viajar al espacio son muy frecuentes en los astronautas que pasan un tiempo en órbita. No obstante, que esos cambios sean irreversibles es lo que realmente a sorprendido a los investigadores. Hasta ahora la NASA conocía los numerosos cambios a los que puede verse afectado el cuerpo humano tras un largo periodo en órbita, sin embargo, tras un periodo en la Tierra, el organismo vuelve a la recobrar el aspecto normal. Lo que ha demostrado este estudio es que no en todos los casos es así, ya que una parte de los genes no regresa a su situación anterior.

Los datos el estudio

Si hablamos de datos, el 7% de los genes de Scott han sufrido una modificación permanente durante el tiempo que el astronauta ha estado en la ISS. Unos rangos muy elevados que, según los datos de la NASA, se deben a las altas cargas de estrés que los viajes espaciales introducen en el organismo. En concreto, las alteraciones más importantes pueden apreciarse en el sistema inmunológico, la ausencia de oxígeno y la formación ósea. Sin duda, unos rasgos completamente distintos a los de su hermano gemelo.