Torra visita a los golpistas en la cárcel en su primer acto como ex presidente
Quim Torra, el que fuera presidente de la Generalitat, ha acudido este martes a la cárcel de Lledoners (Barcelona) para visitar a los golpistas condenados por el 1-O. Se trata de su primer acto desde que el Tribunal Supremo ratificase su condena por inhabilitación que le ha obligado a abandonar su cargo al frente del Govern catalán.
A la salida de prisión, Torra ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez una ley de amnistía «para los presos y para los 2.850 represaliados», entre los que se incluyen los golpistas condenados por el 1-O, así como un referéndum separatista para Cataluña.
«Emplazo al Gobierno que, tras 11 meses del gobierno más progresista de la historia, a resolver el conflicto catalán, y esto pasa por la amnistía y el derecho a la autodeterminación», ha asegurado en declaraciones a los medios.
El ex president ha entrado sobre las 11:00 horas al centro penitenciario y lo ha hecho acompañado por Meritxell Budó, consejera de Presidencia y portavoz del Govern, Ester Capella, consejera de Justicia, y Armand Calderó, secretario de Medidas Penales de la Generalitat de Cataluña.
En la prisión de Lledoners se encuentra la mayoría de presos condenados por Tribunal Supremo por el 1-O: Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
No será el único acto que Torra haga tras su inhabilitación. Por la tarde, sobre las 17:00 horas, mantendrá una videoconferencia con los dirigentes separatistas fugados en el extranjero como Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, o Toni Comín, ex consejero de Salud. Este encuentro tendrá lugar en el Palau Centelles, sede del Consejo de Garantías Estatuarias.
Inhabilitado por desobediencia
Este lunes, el Tribunal Supremo ratificó por unanimidad la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que condenó a Quim Torra a una pena de 18 meses de inhabilitación por desobedecer a la Junta Electoral Central al negarse a retirar una pancarta de apoyo a los presos golpistas que colgaba del balcón del Palau de la Generalitat en plena campaña electoral. El 131 president de la Generalitat conserva su sueldo vitalicio, oficina con personal de libre designación con sueldos de 100.000 euros a su disposición y coche oficial hasta el final de su vida.
Es la primera vez que ocurre un hecho similar en nuestra democracia: un presidente autonómico que pierde el cargo por un delito de desobediencia. Sin precedentes, a partir de aquí, y con una división en el seno del separatismo abismal, los siguientes pasos los marca la Ley.
Pere Aragonès, hasta ahora vicepresidente, sucede en el cargo a Torra pero de forma interina y con una lista de prohibiciones que le restarán importancia a su nuevo puesto. Aragonès no puede ni disolver el Parlament y convocar elecciones, ni cesar o nombrar consejeros o promover la aprobación de nuevas leyes. La administración catalana post Torra únicamente podrá a partir de ahora gestionar el día a día a base de reales decretos hasta que se celebren las próximas elecciones catalanas.
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