El ritual más completo para el cuidado de la piel del bebé
La piel del bebé es delicada y requiere de los mejores cuidados a través del ritual más completo
Cómo hidratar la piel del bebé antes y después del baño
La piel del bebé es muy delicada y necesita unos cuidados especiales para mantenerse sana y protegida. Esto es especialmente importante en invierno, cuando el frío, el viento y la calefacción pueden resecar y agrietar su piel con más facilidad. Por eso, a continuación te vamos a explicar el ritual más completo para el cuidado de la piel del bebé, con los pasos que debes seguir y los productos que debes usar para mimar la piel de tu pequeño.
En primer lugar, te hablaremos del baño, un momento de higiene y relajación para el bebé, pero que también puede afectar a su piel si no se hace correctamente. Te daremos algunos consejos sobre la temperatura del agua, el tipo de jabón y la forma de secar al bebé. En segundo lugar, te explicaremos la importancia de la hidratación, el factor clave para mantener la capa lipídica de la piel, que actúa como barrera protectora frente a las agresiones externas. Te mostraremos cómo aplicar la crema hidratante de forma adecuada y qué ingredientes debes buscar en una buena crema para bebés.
El baño
El baño es un momento de higiene y relajación para el bebé, pero también puede resecar su piel si no se hace correctamente. Lo ideal es bañar al bebé diariamente con agua templada, entre 10 y 15 minutos. Utiliza un jabón específico para recién nacidos, con la menor cantidad de perfumes y colorantes1. Te aconsejamos que lo limpies con la mano, sin utilizar esponjas1. Al finalizar el baño, sécalo con una toalla suave, sin frotar, y presta especial atención a los pliegues de la piel, donde se puede acumular humedad.
Para hacer el baño más agradable y beneficioso para el bebé, puedes añadir algunas gotas de aceite vegetal al agua, como el de almendras, oliva o caléndula. Estos aceites ayudan a hidratar y nutrir la piel del bebé, además de tener propiedades calmantes y antiinflamatorias. También puedes aprovechar el baño para masajear suavemente el cuerpo del bebé con tus manos, estimulando su circulación y su desarrollo sensorial.
La hidratación
La hidratación es fundamental para mantener la capa lipídica de la piel, que actúa como barrera protectora frente a las agresiones externas. Lo ideal es aplicar una leche hidratante ligera tras el baño, y un truco: aplicarla cuando la piel todavía está un poco húmeda. De esta forma, creamos una capa oclusiva y sellamos la humedad en la piel. Elige una crema hidratante específica para bebés, que sea hipoalergénica, sin alcohol, ni parabenos, ni colorantes. Masajea suavemente la piel del bebé con la crema, aprovechando para estimular su sentido del tacto y reforzar el vínculo afectivo.
La frecuencia y la cantidad de crema hidratante que debes aplicar dependen del tipo de piel del bebé y de las condiciones ambientales. En general, se recomienda aplicar una capa fina de crema una o dos veces al día, preferiblemente después del baño y antes de dormir. En invierno, cuando el aire es más seco y frío, se puede aumentar la cantidad y la frecuencia de la hidratación, y en verano, se puede reducir o sustituir por una loción más ligera.
El cambio de pañal
La zona del pañal es una de las más propensas a sufrir irritaciones, debido al contacto con la orina, las heces y el roce del pañal. Para evitarlo, es importante cambiar el pañal con frecuencia, cada 3 o 4 horas, o siempre que esté sucio. Al limpiar la zona del pañal, utiliza agua y jabón, o toallitas húmedas sin alcohol ni perfume. Seguidamente, seca con cuidado la piel y aplica una pomada protectora en el área del pañal. Existen en el mercado muchas cremas protectoras específicas, especialmente desarrolladas para la piel de las pompis del bebé de 0 a 12 meses, período en el que la piel es más sensible a las rozaduras. A la hora de elegir el pañal para tu bebé, es fundamental que sea de calidad, hipoalergénico y muy absorbente, capaz de mantener la piel del pequeño libre de humedad durante el mayor tiempo posible1.
Para prevenir y tratar las irritaciones del pañal, también puedes recurrir a algunos remedios naturales, como el aceite de coco, el aloe vera o la maicena. Estos productos tienen propiedades hidratantes, cicatrizantes y antisépticas, que ayudan a calmar y regenerar la piel del bebé. Sin embargo, antes de aplicar cualquier producto natural, consulta con el pediatra o el dermatólogo, ya que algunos bebés pueden ser alérgicos o sensibles a ciertos ingredientes.
La protección solar
La piel del bebé es muy vulnerable a los rayos ultravioletas del sol, ya que produce menos melanina, una sustancia que pigmenta y ofrece protección a la piel. Por eso, es imprescindible evitar la exposición directa del recién nacido al sol y utilizar siempre protectores solares especiales para bebé, que debes aplicar al menos 30 minutos antes de la exposición. Elige un protector solar con un factor de protección alto, de al menos 50, y que sea resistente al agua y al sudor. Renueva la aplicación cada 2 horas o después de cada baño. Además, cubre la cabeza del bebé con un gorro, sus ojos con unas gafas de sol homologadas y su cuerpo con ropa ligera de algodón.
La mejor forma de proteger la piel del bebé del sol es evitar las horas de mayor radiación, entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. También se debe buscar la sombra de los árboles, las sombrillas o los toldos, y evitar las superficies que reflejen el sol, como la arena, el agua o la nieve. Es importante tener en cuenta que los bebés menores de 6 meses no deben usar protector solar, ya que su piel es muy sensible y puede absorber los componentes químicos del producto. En este caso, se debe optar por la ropa y los accesorios adecuados para cubrir su piel.
La ropa
La ropa del bebé debe ser de algodón, el tejido más respetuoso con su delicada piel1. Evita las prendas sintéticas, que pueden provocar alergias o irritaciones. Al lavar la ropa, emplea siempre detergentes especiales para bebés, que sean suaves y no contengan sustancias irritantes. No uses suavizantes ni lejías, que pueden dejar residuos en la ropa y dañar la piel del bebé. Aclara bien la ropa después de lavarla y sécala al aire libre, evitando el contacto directo con el sol.
La ropa del bebé debe ser cómoda, holgada y fácil de poner y quitar. No debe tener botones, cremalleras, cordones o adornos que puedan molestar o suponer un riesgo de asfixia. Tampoco debe tener etiquetas o costuras que puedan rozar o irritar la piel del bebé. La ropa del bebé debe adaptarse a la temperatura ambiental, sin abrigarle ni enfriarle demasiado. Como regla general, se recomienda ponerle una capa más de ropa que la que llevas tú.
Estos son los pasos básicos para cuidar la piel del bebé, pero recuerda que cada bebé es único y puede tener unas necesidades específicas. Si observas alguna alteración en su piel, no dudes en consultar al dermatólogo o al pediatra. Muchas enfermedades de la piel se inician a esta edad, pero pueden mejorar con un tratamiento adecuado y oportuno.
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