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¿Qué hacer si los niños se muerden las uñas?

En términos médicos el vicio de morderse las uñas se llama onicofagia. Y no sólo provoca daños estéticos en las manos, sino que puede ser vehículo de numerosas infecciones. Un auténtico problema para los niños y también para sus padres que se ven desesperados ante una manía que a veces es complicado erradicar. Veamos a continuación qué hacer si los niños se muerden las uñas.

Niños que se muerden las uñas

La onicofagia forma parte de los vicios compulsivos del comportamiento (también llamados tics nerviosos ), como, por ejemplo, enrollarse y tirarse del pelo (tricotilomanía) y rechinar los dientes, especialmente de noche (bruxismo ). Es muy común en niños, cuando suele aparecer alrededor de los 5-6 años, y generalmente se prolonga durante toda la adolescencia. Sin embargo, no es raro que el hábito persista hasta la edad adulta.

¿Por qué los niños se muerden las uñas?

En el origen de este vicio hay casi exclusivamente un malestar psíquico que se origina en un estado de angustia que experimenta el niño a raíz de un acontecimiento vivido por él como traumatizante (por ejemplo, la separación de los padres, pero también el nacimiento del niño, la llegada de un hermanito o el comienzo de la escuela), lo que despierta en él la inseguridad o el temor de no ser más querido por mamá y papá. El niño, por tanto, encuentra en morderse las uñas una forma de aliviar su ansiedad y recurre a ella cada vez que su malestar se agudiza. Y es precisamente esto lo que genera la compulsividad de la conducta: el niño simplemente no puede prescindir de ella. Si bien le da la sensación de un alivio temporal, morderse las uñas no elimina su malestar y esto genera la necesidad de recurrir a él cada vez más, de manera compulsiva.

¿Qué pasa si los niños se muerden las uñas?

Desafortunadamente, además de no solucionar el malestar psicológico que está en su origen, morderse las uñas corre el riesgo de desencadenar una serie de problemas importantes para los dientes y las encías, ya que morderse las uñas puede comprometer la correcta formación de los huesos faciales y provocar maloclusiones dentales, con consecuencias en todo el organismo: desde la postura hasta el dolor de cabeza”. Y no sólo eso, el niño se expone también al riesgo de sufrir nfecciones bacterianas, virales y fúngicas, además de parásitos. Los más comunes en los niños son los oxiuros (cuyos huevos anidan justo debajo de las uñas) que «pasan» fácilmente de las manos «mordisqueadas» al interior del cuerpo. También hay consecuencias para las encías, que a menudo están sujetas a inflamación (gingivitis) e infecciones con riesgo de retracción gingival.

¿Cómo romper el hábito de morderse las uñas?

Lo primero que hay que hacer es evitar castigar al niño,: regañarle o peor aún, darle una bofetada cuando se lleva las manos a la boca. Sólo agudizaría su sensación de inseguridad y por tanto acentuaría la necesidad de morderse las uñas. Por otro lado, es mucho más útil observar cuando el niño se muerde las uñas, para entender cuáles son las situaciones que le generan más malestar, hablarle y tranquilizarlo explicándole que los sentimientos negativos que experimenta son completamente natural y que no debe sentirse culpable. También ofrecerle oportunidades para «liberar» su tensión de manera positiva, por ejemplo practicar algún deporte, puede distraerlo de este gesto.