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Otitis por piscina o el mar: Cómo prevenir y cómo tratar

Si tienes hijos pequeños, puede que en alguna otra ocasión ya hayan sufrido de otitis y sepas lo dolorosa y molesta que puede llegar a ser. Una dolencia que suele ocurrir muchas veces en invierno, pero que también se puede dar en verano, especialmente si los niños pasan mucho tiempo en el agua. De hecho cuando se produce debido a este motivo se le suele llamar «otitis del nadador» o también, «otitis por piscina» aunque también puede producirse una inflamación tras estar en el mar, de modo que os hablamos ahora de cómo podéis prevenir y también cómo tratar la otitis por la piscina o el mar en los niños.

Otitis del nadador en el niño

La llamada «otitis del nadador» , es una enfermedad que afecta al conducto auditivo externo. Es de origen infeccioso y típicamente puede aparecer después de un baño en la piscina, de hecho, pero también después de uno en el mar.

De origen bacteriano, esta infección puede afectar tanto a adultos como a niños, pero suele afectar a los niños entre los 5 y los 14 años, y se debe a que el agua en la que te bañas está contaminada con algunas bacterias, en concreto hay dos principales culpables: Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus, la primera puede proliferar en piscinas que no están adecuadamente limpias y desinfectadas, la segunda también vive en aguas marinas.

Síntomas

Cuando el niño entra en contacto con estas bacterias, el malestar comienza a los dos días con estos síntomas:

Se presenta con dolor intenso que ocurre dentro de las 48 horas posteriores al contacto con la bacteria, hinchazón del conducto auditivo externo, picazón y sensación de tener el oído tapado.

Cómo tratar

El dolor es precisamente el parámetro por el que se distingue la otitis externa de la media, casi siempre provocada por una infección respiratoria. Los tratamientos también son diferentes y, mientras que para los tratamientos en piscina se prescriben gotas antibióticas, el antibiótico por vía oral no es efectivo para la otitis externa.

Cómo prevenir

Aunque el tratamiento es efectivo y actúa aliviando el dolor desde las 24 horas en las que aplicamos las gotas, es mejor intentar prevenir que los niños se contagien con alguna bacteria en el agua. Para ello, después de que se bañen en el mar o en la piscina, será bueno que se enjuaguen los oídos con agua limpia y luego se los secamos con un secador de pelo tibio. Y si tus hijos ya han tenido este tipo de inflamación es recomendable utilizar al final del día un producto a base de agua boricada, que crea un ambiente desfavorable para las bacterias.

No es aconsejable el uso de tapones para los oídos, ya que no son completamente herméticos y corren el riesgo de que el agua se estanque aún más, además de la posibilidad de acabar en el canal auditivo de los más pequeños.