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En qué consiste la crisis de ausencia de los niños

De entre las muchas dolencias que los niños pueden sufrir sin una aparente explicación, una de las que más pueden sorprender a los padres, y preocuparles, es la crisis de ausencia de los niños en la que de repente se paran y quedan como absortos. Os explicamos en qué consiste exactamente, cómo se produce, las causas y qué podemos hacer.

Crisis de ausencia de los niños

La llamada crisis de ausencia de los niños, que también suele llamarse «petit mal» es una crisis en la que el niño permanece inconsciente por un corto tiempo, mira al vacío y no responde a lo que sucede a su alrededor. Su frecuencia y duración son impredecibles, lo que genera preocupación para los padres y familiares.

El síndrome comienza entre los cuatro y los diez años, y la gran mayoría de los niños se recuperan de estas crisis a los 12 años.

El quedarse como absorto puede durar de unos pocos a 20 segundos y mientras dura, el niño  puede tener espasmos leves en los párpados, las comisuras de la boca u otros músculos. A menudo se asocian con movimientos involuntarios como lamerse los labios, tragar o juguetear con la ropa, junto con variaciones en el color y dilatación de los ojos.

Una pequeña cantidad de niños con epilepsia menores de 16 años los experimentarán; muchas pasan desapercibidas porque son fugaces, duran solo unos segundos y el niño permanece inconsciente. Esta dolencia afecta aproximadamente al 8% de los niños con epilepsia.

Causas y cómo tratar estos episodios

Pueden ocurrir de cinco a 100 episodios por día, y aunque generalmente no tienen un efecto duradero, para una minoría de niños pueden interferir con los niveles de atención y aprendizaje, por lo que se recomienda un diagnóstico y tratamiento oportunos.

Las resonancias magnéticas y los electroencefalogramas, junto con el historial médico, se usan comúnmente para detectar la crisis de ausencia de los niños, pero los médicos también pueden tomar muestras de sangre y realizar una prueba de hiperventilación para inducir una convulsión de ausencia.

Se desconoce la causa de estas crisis, pero se cree que es en gran parte genética, ya que uno de cada tres niños afectados tiene antecedentes familiares de convulsiones similares. El elemento genético, junto con la actividad eléctrica impredecible que se produce en el cerebro, es complejo y no se comprende del todo.

A pesar de la preocupación que causa, las crisis de ausencia se pueden controlar con fármacos. Alrededor del 10 al 15 % de los niños desarrollarán otras convulsiones, pero más del 60 % surgirán en la adolescencia.

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