El citomegalovirus. Todo lo que necesitas saber
Una de las mayores preocupaciones de cualquier mujer embarazada es que su bebé se desarrolle sin problemas y pueda nacer en perfectas condiciones. De ahí que la futura mamá no sólo practique ejercicio sino que además quite de su vida hábitos nocivos como el tabaco e incluso preste especial cuidado a su alimentación.
De todas esas formas es como logra evitar sufrir enfermedades perjudiciales para sí misma y su hijo como la toxoplasmosis. Se trata de patologías muy conocidas que se intentan evitar a toda costa. Sin embargo, es importante saber que existen otras que pasan desapercibidas y que resultan muy preocupantes, por las consecuencias que pueden ocasionar . Nos estamos refiriendo, en este caso, al citamegalovirus (CMV).
¿Qué es?
Se trata de una infección, un virus del herpes, que, entre otros casos, se transmite de madres a hijos durante el periodo de gestación. En concreto, las mujeres infectadas tienen un riesgo del 33% de hacer que su bebé también lo sufra. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas a lo largo de su vida están en contacto con ese virus, aunque no lleguen a verse perjudicadas por el mismo, y que se puede propagar de diversas maneras:
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Mediante contacto sexual.
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A través de transfusiones de sangre.
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Con un trasplante de órganos.
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Por medio de la orina, la saliva e incluso la respiración.
Síntomas que indican que se tiene el CMV
Las embarazadas deben saber que hay una serie de síntomas que les pueden indicar claramente que están afectadas por ese virus. En concreto, entre los más habituales se encuentran los siguientes:
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Padecen fiebre durante varios días.
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Se sienten cansadas en todo momento.
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Sufren dolor de garganta.
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Sus glándulas están hinchadas.
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Tienen que hacerle frente a dolores musculares.
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Cuentan con una sensación de malestar general.
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Descubren cómo en su piel aparecen varias erupciones de distinta tipología y tamaño.
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No tienen apetito.
¿Cómo actuar?
Las futuras mamás que consideren que pueden tener el CMV lo que deben hacer es acudir de inmediato a su médico, para que las examine. Este les realizará las pertinentes pruebas, fundamentalmente un análisis sanguíneo, y en caso positivo se verá en la necesidad de comprobar si el bebé también está afectado. Para descubrirlo, podrá llevar a cabo una amniocentesis o un ultrasonido.
Tratamiento
En el caso de las mujeres, lo normal es que el virus, con reposo y sin necesidad de medicamentos, pueda desaparecer en un periodo de entre 4 a 6 semanas. En el caso de sus bebés, lo habitual es que nazcan sin ningún tipo de problemas. No obstante, en un mínimo número de casos sí presentan dificultades, unas son temporales, como ictericia o un tamaño pequeño, pero otras más graves pueden ser permanentes. En este último caso se encuentran desde una discapacidad mental hasta incluso la pérdida de la visión o la audición.
Medidas de prevención
Toda embarazada debe seguir una serie de recomendaciones para evitar contagiarse:
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Si su pareja tiene el virus, deben usar preservativo en las relaciones sexuales.
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No debe compartir ni alimentos ni utensilios para comer.
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Debe mantener una higiene perfecta, especialmente en cuanto a las manos.
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