Syliane Stella, una joven monegasca que enamoró al más rico del Principado de Mónaco
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La vida de Syliane Stella ha sido de todo menos aburrida. Ha vivido en primera persona la época dorada de la alta sociedad, que siempre ha estado en el sitio adecuado y en el momento adecuado. Para empezar su historia baste con decir que fue una joven monegasca que enamoró al más rico del Principado de Mónaco, con el que se casó y tuvo a su único hijo, Fabrice Pastor. Cuando éste era sólo un bebé se enamoró locamente del escritor, actor y aristócrata José Luis de Villalonga y pasó a ser la estupenda señora de, además de marquesa de Castellbell y Grande de España.
Junto a su marido vivió en primera persona la transición española, pues mucho de lo que se cocía entonces se fraguaba en su casa de la Castellana. Para sorpresa de muchos se divorció del único biógrafo autorizado de Don Juan Carlos para casarse pocos años después con el artista Jorge Bascones, un pintor sensible y rebelde que la enamoró para siempre. Enviudó demasiado pronto. Desde entonces ha permanecido callada, discreta, a pesar de la historia contemporánea que reclama sus recuerdos con ansia. Syliane es de las que más sabe y de las que más calla. Es divertida, ocurrente e inteligente.
No quiere hablar del tema de Juan Carlos I porque le duele. Le ha tratado en la intimidad y le define como un señor. Y afirma que «si José Luis viera lo que está pasando moriría». «Mire, recuerdo que estábamos en Francia invitados a una cena de Estado porque los Reyes de España estaban de visita oficial. Éramos unas 15 personas. Llegaron tarde, pidieron perdón a cada uno, persona por persona excusándose y cuando llegó a mí le dije ‘Señor. hace 20 minutos que estamos de pie y no se puede fumar que es lo peor de todo’. Inmediatamente encendió un cigarrillo para que yo pudiera fumar».
Actuó como debe actuar un gran señor en estas ocasiones. Era y es un gran seductor que se divertía mucho, era generoso en todos los sentidos, le gustaba vivir porque era joven, todos eran jóvenes entonces.
Syliane desmiente categóricamente que José Luis consiguiera escribir las memorias autorizadas del Rey gracias a la influencia de Marta Gayá, una gran señora que es muy amiga suya todavía hoy y que no le gusta nada que la nombren, pero en este caso hay que hacerlo porque lo que se cuenta como verdad absoluta es ridículo.
Don Juan Carlos le dijo a Syliane en la Zarzuela una vez salió el libro que, si él lo hubiera escrito sería exactamente igual. Nunca ha tenido una relación estrecha con doña Sofía. A don Felipe le conoció siendo muy joven y era muy simpático y muy tímido. Ahora es su tiempo y lo está haciendo bien, cuenta la dama del Port d’Andratx. Lo mismo ocurre con su hijo Fabrice, que se ha convertido en un señor muy importante en Mónaco, como lo fueron su padre y su abuelo. Cuenta orgullosa que es un chico muy preparado que le asombra cada vez más.
Tiene la cabeza bien puesta y es un digno sucesor de su padre. Es un gran deportista, se ocupa de la APT (American Padel Tour) que montó él en Europa. Tiene un club de tenis en Mónaco que está exportando al mundo entero, muy cerca del príncipe Alberto, que es un gran gobernante con mucha responsabilidad, muy cercano a la gente. Cerca de todos y calmando los egos de los más importantes. No es tarea fácil, cuenta Syliane, que ahora vive una vida reposada entre Mónaco y Mallorca, cerca de su hijo y sus nietos.
Cuenta serena que se encuentra en la cuarta parte de la película de su vida, pasando tranquilamente a la vejez.
La muerte de Jorge Bascones ha sido el único gran mazazo que le ha dado la vida. «Estaba en Montecarlo con mi hijo pasando unos días y cuando la llamaron para decirle que su marido había muerto en su casa de Andratx, mi mundo tembló por primera vez». Afirma que ahora esta sólo con la gente que le gusta, la que le aporta algo bueno, no hay tiempo que perder.
Su mejor recuerdo de la vida de lujo, y cerca del poder de los grandes que ha vivido es la suerte de haber tenido tres vidas totalmente diferentes en tres mundos que poco tienen que ver el uno con otro. Mónaco, muy cerca de la princesa Grace, París con la alta sociedad internacional en la cúspide de su gloria, Madrid con José Luis y Mallorca con él, y con Jorge. José Luis murió cuidado por ambos, no podía ser de otra manera.
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