Un solar en uno de los barrios con el metro cuadrado más caro de Palma se convierte en un basurero
Escombros y toda clase de residuos y materiales de obra se acumulan en una de las parcelas sin edificar de Nou Llevant
Un solar del interior de Nou Llevant, uno de los nuevos barrios más codiciados de Palma con el metro cuadrado en torno a 4.800 euros, y a poco más de 100 metros de la playa de Can Pere Antoni, se ha convertido en un basurero, un vertedero descontrolado de toda clase de residuos, escombros y resto de materiales de obra.
Una situación que años atrás era recurrente en esta zona en acelerado proceso de desarrollo urbanístico y donde los pisos se mueven entre el medio millón (los más económicos) y los 3,5 millones de sus privilegiados áticos.
El vallado de la mayor parte de solares de esta zona por parte de promotores y propietarios que han construido en torno a 800 pisos en cuatro años destinados a un cliente mayoritariamente centroeuropeo y de alto poder adquisitivo, hizo que el vertido de residuos de obra se frenase.
En este caso no ha sido así, y este solar situado entre las calles de Barranquilla y Brotard se ha convertido ya en un referente nocturno para el abandono de escombros y desechos de toda clase y condición ofreciendo una imagen deplorable.
Una estampa que no viene sino a escenificar el contraste que se vive en la que es la última gran área de crecimiento urbano de Palma, donde conviven antiguas torres de pisos de los años setenta, con nuevas promociones de viviendas de primeras calidades, actualmente en construcción.
Curiosamente, este vertido coincide con la campaña que está llevando a cabo el Consell de Mallorca para prevenir los vertidos ilegales de residuos de obra en colaboración con el Govern, los ayuntamientos de la isla y el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona).
La institución insular quiere combatir su proliferación y asegurar que las empresas del sector de la construcción cumplen con las normativas de gestión de residuos, dado que el tratamiento de estos desechos de construcción y demolición corre a cargo de la empresa concesionaria Mac Insular, bajo la supervisión del Consell de Mallorca.
Como en este terreno localizado en Nou Llevant, en el resto de barrios de Palma desde las zonas de los polígonos industriales a las urbanizaciones de la periferia hay parcelas donde periódicamente se vierten residuos de obra.
Unos vertidos ilegales que no sólo distorsionan el mercado, afectando negativamente a las tarifas que pagan las empresas y ciudadanos que cumplen con la legalidad, sino que también representan un grave riesgo para el medio ambiente y la salud pública.
Todo ello, además, en una zona que está llamada a convertirse en uno de los espacios urbanos más exclusivos de la capital balear, por su ubicación frente a la fachada marítima de Palma y el Palacio de Congresos, y con proyectos urbanísticos de calado en ejecución, caso de la nueva sede de la Orquesta Sinfónica de Baleares o la rehabilitación de la emblemática fábrica de Can Ribas, próxima a este terreno.
Su ubicación en este privilegiado entorno puede ser clave para que este vertedero no siga los pasos del mayor basurero ilegal de escombros limpiado hace dos años por el Ayuntamiento de Palma, en la zona residencial de Son Güells.
En este caso se alzaron cotas difíciles de igualar, hasta que la Guardia Civil desarticuló un entramado mafioso que se dedicaba a explotar este vertedero ilegal. La banda que controlaba el solar cobraba 50 euros por tonelada a sus clientes por dejar unos escombros cuyo tratamiento por un gestor autorizado, superan los 500 euros.
De hecho el Ayuntamiento reclamó los gastos de limpieza a la propiedad del terreno: un total de 380.000 euros por la recogida de residuos, y casi el doble (762.000 euros) por su tratamiento en el Parque de Tecnologías Ambientales de Mallorca (Tirme) y Mac Insular.
Las reiteradas denuncias vecinales fueron las que propiciaron la investigación policial que reveló la intervención de clanes gitanos para controlar la actividad en el vertido de restos de obra, coches abandonados, embarcaciones… en los terrenos de la finca de Son Fornari en Son Güells. Una parcela que, además, no disponía de ningún tipo de acondicionamiento para evitar filtraciones contaminantes al subsuelo, como sucede en el solar de Nou Llevant.
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