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Roban una placa de la calle Joan Crespí de Palma y aparece colgada en la fachada de un vecino

Al principio los residentes pensaban que se trataba de un acto vandálico, pero ahora se toman con humor lo sucedido

Los vecinos de la calle Joan Crespí, en Palma, se han llevado una peculiar sorpresa tras descubrir que la placa con el nombre de la vía, desaparecida hace meses, ha reaparecido… colgada en la fachada de un balcón de un edificio cercano.

La placa, que identificaba esta calle del centro de Palma dedicada al histórico misionero franciscano y explorador mallorquín, fue sustraída sin dejar rastro, lo que inicialmente se interpretó como un simple acto vandálico. Sin embargo, en los últimos días, un residente de la zona detectó la inusual reaparición del cartel, esta vez como decoración en la vivienda de un vecino, y decidió grabarlo con su teléfono móvil desde un edificio contiguo.

En las imágenes se puede apreciar con claridad que se trata de la misma placa que colgaba originalmente en la vía. Este hallazgo ha generado una mezcla de incredulidad, humor e indignación entre los residentes del barrio, que no han tardado en comentar el suceso tanto en la calle como en redes sociales.

Teorías para todos los gustos

La singular situación ha dado pie a distintas interpretaciones y debates vecinales. Algunos la toman con humor, sugiriendo que se trata de una broma típica de una noche de fiesta, del estilo «Sujétame el cubata. ¿A que no hay h… de coger la placa y llevártela a casa?», como comentaba entre risas uno de los vecinos. Otros especulan con que el inquilino del piso podría llamarse Joan Crespí y haber creído que, por alguna razón, tenía derecho a apropiarse del cartel.

Sea como fuere, lo cierto es que la placa, un elemento municipal de señalización urbana, no puede ser retirada ni utilizada sin autorización, ya que forma parte del mobiliario público y su ausencia puede afectar al normal funcionamiento de servicios esenciales. Más allá del aspecto anecdótico, la desaparición de señales identificativas como esta también tiene consecuencias prácticas. Repartidores de paquetería, transporte de mercancías y servicios como Glovo han expresado su malestar por la falta de señalización. Aseguran que, sin referencias visibles, se incrementan los errores de entrega y el tiempo necesario para localizar las direcciones, lo que perjudica su rendimiento y la satisfacción de los clientes.

«Es muy complicado trabajar sin señales claras. A veces nos pasamos varios minutos buscando una calle simplemente porque falta una placa», explicó uno de los repartidores habituales de la zona.

Por ahora, no consta que se haya presentado una denuncia formal ante la Policía Local o la Policía Nacional, aunque la colocación de elementos públicos en propiedad privada sin autorización puede constituir una infracción administrativa o incluso un delito de apropiación indebida, en función del valor y las circunstancias. El Ayuntamiento de Palma, que gestiona la señalización urbana, podría abrir una investigación si se considera necesario reponer la placa y esclarecer los hechos.