La Policía da un ultimátum a los okupas para que abandonen a final de mes la antigua cárcel de Palma
Han comunicado a las 250 personas que allí viven que tienen de plazo hasta final de mes para irse del lugar de forma voluntaria
No es la primera vez que la Policía Local de Palma acude a la antigua prisión para dar un ultimátum a los okupas


La Policía Local ha dado un ultimátum a los okupas para que abandonen la antigua y abandonada prisión de Palma. Los agentes se han personado en la mañana de este miércoles frente al inmueble y han comunicado a las cerca de 250 personas que allí viven de manera ilegal que tienen de plazo hasta finales de este mes de marzo para desalojar el lugar de forma voluntaria.
En concreto, una decena de agentes de la Unidad de Intervención Inmediata han acudido al centro penitenciario parea informar a los okupas que deben marcharse del recinto. Por el contrario, la Policía se verá obligada a desalojar el lugar de manera forzosa. No es la primera vez que la Policía Local de Palma acude a la antigua prisión para dar un ultimátum a los okupas.
El alcalde de Palma, Jaime Martínez, ha explicado, tras la celebración de la Junta de Gobierno, que se ha entregado a los moradores una notificación en la que se les insta a abandonar el inmueble en un plazo de diez días.
El primer edil ha detallado que el Consistorio está «dando los pasos» para recuperar la propiedad, que permanece okupada desde hace una década y sobre la que hay varios proyectos pendientes, tanto de movilidad como residencial. «No cerramos los ojos ante ninguna situación», ha dicho
El alcalde se ha mostrado inflexible ante los ataques a la convivencia y a la seguridad, incluso de los propios moradores, puesto que sobre el inmueble constan informes sobre los daños estructurales que sufre.
A día de hoy, son muchas las personas sin techo que residen allí, en condiciones deplorables e insalubres, y que protagonizan con frecuencia todo tipo de delitos como peleas, robos, venta y consumo de sustancias estupefacientes e incendios. Sin embargo, en los exteriores de esta abandonada prisión no hay ni rastro de vigilancia policial.
El interior de la prisión palmesana se ha convertido en un auténtico basurero, donde se aglutinan todo tipo de plásticos y latas, ropa, muebles abandonados, colchones, comida e incluso carritos de la compra. Una situación lamentable que es aprovechada por muchos gatos callejeros, que hurgan en las montañas de escombros que se han formado por todo el centro penitenciario.
Desde los aledaños de la prisión ya se puede observar cómo este degradado espacio necesita de manera urgente una reforma, tal y como reclaman diferentes asociaciones vecinales y colectivos culturales.
La antigua cárcel de Palma ha sido objeto de todo tipo de promesas y proyectos que nunca se han llegado a realizar. Desde el año 2013, el Ayuntamiento de Palma es el propietario de estos terrenos de más de 8.000 metros cuadrados al ser transferido mediante permuta por Instituciones Penitenciarias, aunque parece que no ha servido para dejar atrás la ruina y la decadencia que reina en el lugar.
El anterior equipo de gobierno del Consistorio palmesano formado por socialistas, independentistas de Més y Podemos prometieron convertir el ala norte del presidio en un Centro de Innovación Cultural con el objetivo de «generar dinámicas de creación artística con nuevas potencialidades sociales y económicas que salgan del centro de Palma».
Sin embargo, la reforma, tras ocho años y dos legislaturas al frente de Cort, el plan jamás llegó a materializarse. Tal y como ya informó este digital, el anuncio de estas obras fue un completo engaño del ex alcalde socialista José Hila. La realidad es que no había proyecto, ni convenio ni presupuesto para hacer nada.
El actual alcalde de Palma, el popular Jaime Martínez, ganó las elecciones municipales con un programa electoral en el que una de las 205 propuestas es convertir la Antigua Prisión de la carretera de Sóller en un «nuevo espacio en el que se desarrollarán actividades culturales de relevancia para Palma».
Visto el estado actual del recinto, inaugurado por primera vez en los años 60 y abandonada en 1999, el primer edil tiene una oportunidad histórica para cumplir todas estas promesas.